En «Verdes y Frites» nos dedicamos a conversar de lo que nos pasa también, porque somos personas, y a las personas nos pasan cosas…
Este jueves las noticias con respecto a la salud de Silvina Luna fueron algo poco más alentadoras que lo que venían siendo. Silvina permanece en la sala de terapia intensiva del Hospital Italiano pero en la noche del miércoles pudieron sacarle la asistencia mecánica, con lo que ya puede respirar por sus propios medios. Internada desde principios de junio, en las últimas dos semanas tuvo que ser trasladada a cuidados intensivos y a ser sedada para poder ser asistida.
Silvina Luna padece una grave enfermedad que la obliga a hacer diálisis tres veces por semana. Sufrió una intoxicación de metacrilato, una sustancia que ingresó a su torrente sanguíneo y le provocó un cuadro crónico de hipercalcemia (alto nivel de calcio) e insuficiencia renal.
El polimetacrilato (PMMA) es un producto sintético compuesto por microesferas de acrílico y, en medicina, se utiliza la resina de este plástico para la fabricación de prótesis óseas y dentales. En Argentina, el uso del metacrilato está prohibido desde 2001 en determinadas cirugías, como aumento de glúteos o pantorrillas, por el alto riesgo que tiene de presentar complicaciones en la salud. Asimismo, se utiliza para cubrir ciertos comprimidos para retardar la absorción de las drogas.
Algunas de las consecuencias que puede traer la introducción de metacrilato en el cuerpo es la migración de las microesferas a determinados órganos, embolias pulmonares, insuficiencia renal o cardíaca y cansancio generalizado.
Es una prioridad para miles de personas: la obsesión por verse bien y sentirse a gusto con el cuerpo alimenta el millonario negocio de las cirugías estéticas. Pero si para Silvina Luna fue algo que puso su vida en riesgo, para algunos sectores que no pueden acceder a estas drogas caras optan por otras también y por riesgosas prácticas alternativas, realizadas en lugares clandestinos por personas no profesionales, y termina siendo una decisión que puede costar la vida.
La silicona industrial es un polímero inodoro e incoloro. En su forma líquida, se utiliza para lubricantes, adhesivos e impermeabilizantes. Como cualquier agente externo, al ser inyectado en el cuerpo puede causar rechazo, infecciones y derivar hacia otras partes con graves complicaciones para la salud. Esto es lo que mayoritariamente las pibas trans colocan en su cuerpo en la búsqueda de llegar a una corporalidad aceptada por el otro y por una misma, a cualquier costo.
Todo esto, lo pensaba mientras hacía un recuento personal, de que estamos en la semana del orgullo, de que no necesariamente tenes que ser parte de nuestro colectivo para entender que aprovechamos estas instancias en nuestros calendarios para hablar de nuestras conquistas, y de todos aquellos derechos a los que no accedemos todavía.
Hablemos de ética y moral
La noción del otro/a/e, la forma de significar a los demás (y por lo tanto a sí mismo) tan vinculada con la problemática ética, depende de ideas y representaciones históricas y sociales.
Durante mucho tiempo se peleó por la visibilización de las disidencias, las cuerpas no hegemónicas, el feminismo, el transfeminismo, el aborto legal, el cupo trans. Los derechos que fuimos ganando en el tiempo dan cuenta de una lucha colectiva que es realmente en comparación con la gran mayoría de otros países, de avanzada. Sin embargo tenemos algo, muy arraigado, y que no tiene que ver solo con los cuerpos no cis, sino que tiene que ver con una construcción social muy argento pero que hace muy dificil ganar la lucha de nuestras disidencias.
Un poco de esto hablabamos cuando tocamos el tema de los anillos de la marginalidad, un puto piola, de clase media, o hasta media baja (si es que pasa desapercibido), o una lesbiana masculina, o una persona no binaria (eso si, de clase media para arriba), una trava con cupo laburando en el Estado esta bien, y si es una trava pobre tiene que ser puta (eso tambien esta bien, que sea puta, y visible, porque es su destino y porque nos permite hacer de ella un chivo expiatorio a la cual podamos adjetivar de manera peyorativa). Todas estas están en un segundo anillo, pueden ir y venir, sabemos que son de los márgenes, pero no nos molesta que estén, no? digo… yo también tengo un amigo gay. De alguna manera, cumplen la función social de delimitar…
Pero en la aceptación de la identidad disidente, nos olvidamos que más de 4 millones de argentinos y argentinas hoy son pobres. No solo no aceptamos la convivencia con el otro pobre al lado mío, sino que menos si ese pobre encima difiere de mi concepción ética y moral, de las representaciones corporales, identitarias, y culturales que tenemos en nuestro ideario. Y esto no sucede solo con mi tío facho, sino que es parte de nuestra formación básica. Nos da vergüenza decir que no tenemos plata, nos da miedo pasar caminando por un barrio pobre. Miramos de lejos, y no tenemos empatía. Nos cuesta la mirada hacia la pobreza, le escapamos, preferimos odiarla, que soportar, porque si hablamos de soportar, hablamos de que nos pertenece. Preferimos odiarla, eso la deja en el margen.
Culturalmente nos movemos bajo una ética, que a medida que cada persona ingresa en un círculo determinado tiene nuevas reglas éticas que se adosan y completan nuestra propia moral, y que en nuestra cultura capitalista, solo podemos ver de una manera aprobatoria o desaprobatoria. Acá cada matriz de aprendizaje individual le suma mayores dificultades a la segregación ética cultural social y colectiva.
La ética supone categorías prescriptivas como las de lo permitido y lo prohibido, lo opcional y lo obligatorio. Estas categorías, junto al lenguaje valorativo pueden ser las suficientes condenas que excluyen, alejan, y matan.
Silvina Luna no era parte del colectivo de la diversidad, pero fue alcanzada por una misma lógica ética social, la de la aceptación del cuerpo, la de la venta de la imagen, y la valoración del cuerpo ajeno. Sin embargo el cuerpo disidente está en constante conflicto por esta ética cultural. Los pibes trans intentan que nadie se de cuenta, las corporalidades no acordes al binomio hegemónico están en constante crisis por la valoración ajena. Las travas son las que siempre pusieron el cuerpo en la primera línea de batalla, ellas mueren muy jóvenes (y valoran morir diosas). Pero esto no queda acá, están los cuerpos no funcionales, los cuerpos gordos, los cuerpos marrones, pero que si estos cuerpos son acompañados por una clase económica y social (o cultural) beneficiosa, pueden hasta llegar a tener una vida casi digna, ahora… ¿Por qué nos duelen los pobres? porque odiamos a los pobres? porque queremos decir sectores populares, en vez de decir pobres? ¿Por qué no queremos vivir en una villa? ¿qué nos pasa con eso?
Hay algo en nuestra moral, que no nos permite verles sin juzgarles.
Entonces, esta semana y este mes fueron para visibilizar el orgullo. Pero el orgullo detrás de la purpurina, tiene dolores, tiene valoraciones, tiene aspiraciones, tiene aceptaciones y deslegitimaciones, si a ese orgullo no lo alcanza la mirada empática, si a ese orgullo no le sigue una mirada con consciencia de clase, a ese orgullo entonces, le faltan 4 millones de personas.
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