En la columna «Caminando la Argentina» que sale por «Verdes y Frites», recorreremos las provincias de nuestro país de la mano de Gonzalo Yurkievich: Licenciado en Geografía y Doctor en Historia.
Posible origen de la palabra «Jujuy»: en la obra Marta Riquelme, Guillermo Enrique Hudson (también conocido como William Henry Hudson, 1841-1922) dice: «El kakuy es un ave que frecuenta los bosques (…) Kakuy era el antiguo nombre de ese territorio, que los primeros exploradores deletrearon por error ‘Jujuy’, nombre corrupto que por fin le había quedado».
Su economía representa el 1,1% del PBI Naciona ly su territorio representa el 1,68% de la superficie nacional y es la cuarta jurisdicción de primer orden10 menos extensa, por delante de Misiones, Tucumán y la Ciudad de Buenos Aires
Cuenta con una población de 673.307 habitantes (2010), una superficie de 53.291 km² y una densidad poblacional de 12,7 hab./km². Se ubica al noroeste del país, limitando al oeste con la República de Chile hasta el trifinio cerro Zapaleri, donde comienza su frontera con el Estado Plurinacional de Bolivia (hacia el norte), y al este y sur con la Provincia de Salta. Su capital y ciudad más poblada es San Salvador de Jujuy mientras que ciudades como San Pedro de Jujuy, Palpalá, Perico y Libertador General San Martín también son importantes centros de población.
La tenaz resistencia de estas poblaciones dificultó primero el avance de los incas y luego el avance español, hacia 1470 el territorio fue invadido por los quechuas procedentes del sur de Perú aliados con los aimaras procedentes del norte del territorio que hoy pertenece a Perú. En 1536 Diego de Almagro recorrió la Puna jujeña. El 20 de agosto de 1561 Juan Pérez de Zurita fundó una ciudad con el nombre de Nieva en el actual territorio jujeño entre los ríos Grande y Xibi-Xibi, pero a mediados de 1563 fue destruida por los indígenas.
De oeste a este tiende a bajar desde altitudes que van desde los 6000 a los 500 m s. n. m., las mayores altitudes se ubican en la Cordillera de los Andes especialmente en el sector noroeste de la provincia en donde se destaca el cerro Vilama ({5578 m s. n. m.), el cerro Zapaleri (5653) y sobre todo la ramificación lateral andina de las Serranías de Zapaleri que tiene su cima a los {5959 m s. n. m. en el Nevado de San Pedro, estas cumbres señalan el límite entre la Puna de Jujuy y la Puna de Lípez, la Puna de Jujuy al sur de los citados accidentes orográficos y al sur del Cerro Branqui señalan asimismo la estructura del tipo graben, algunos de los valles son amplios y han dado lugar a cubetas o cuencas endorreicas en cuyo fondo se ubican salares como el de Cauchari-Olaroz, las muy alcalinas y salobres lagunas de Vilama, la de Guayatayoc, la de Pozuelos, la laguna de Rontuyoc y las Salinas Grandes del NOA.
Al este de la Sierra del Aguilar y la Serranía de Chañí (el Nevado de Chañí alcanza los 6200 m s. n. m.) horsts más occidentales que señalan el límite del Altiplano el terreno cae en el prolongado y elevado graben de la Quebrada de Humahuaca abriéndose hacia el sur en la zona de quebrada y valle donde se encuentran las ciudades de San salvador de Jujuy, Palpalá, Perico y San Pedro de Jujuy, en este graben los valles son fértiles y por su vaguada o fondo discurre el Río Grande que baja desde la Quebrada de Humahuaca y el Río Chico de Jujuy o Xibi Xibi que baja desde la Serranía precordillerana del Chañi, ambos citados ríos confluyen en la ciudad de San Salvador de Jujuy y toman un único gran cauce con rumbo hacia el noreste llamado río San Francisco (afluente del río Bermejo y, con este los anteriores, integrante de la Cuenca del Plata). El graben por donde baja el Río San Francisco está delimitado de oeste a este por tres serranías menores: la Sierra de Santa Bárbara, la Sierra del Centinela y la Sierra del Maíz Gordo, de las dos últimas surgen cursos fluviales que afluyen al río Dorado directamente en el Chaco Austral.
Esto es: de oeste a este se escalonan sucesivamente la cordillera de los Andes, el Altiplano, las Quebradas y Valles, la zona más oriental de las cordilleras es de nimbosilva formando parte del extenso corredor biomático de las Yungas, el valle del río San Francisco es un importante ecotono entre las Yungas y la región del Chaco, ese ecotono del valle del río San Francisco es conocido El Ramal por sus prístinas y densas forestas.
Si en los Andes el clima es el frío de altura, y en el valle de Jujuy el clima es mesotérmico con días fríos y nevadas en invierno, en las zonas bajas de El Ramal predomina durante todo el año un clima cálido tropical bastante húmedo.
En la zona de las Sierras Subandinas el clima es cálido y húmedo; presentando un clima tropical. Por el contrario, en la amplia región de la altiplanicie de la puna jujeña el clima es extremadamente frío y con escasas precipitaciones en la mayor parte del año, caracterizándose por sus llanuras y mesetas de altura y las enormes variaciones de temperatura registradas entre las máximas de verano y mínimas de invierno, de hasta 50 °C. Por consiguiente, Jujuy es una de las provincias con mayor diversidad climática de Argentina, ya que posee diversos ecosistemas (yungas, quebrada, Altiplano y valles).
Leyenda de EL COQUENA
El Coquena, considerado el protector de los animales, se asegura que vigila a las llamas y vicuñas y se les aparece a los cazadores para defenderlas. En las inmensas soledades de la puna, los ganados están protegidos. Un enanito misterioso, un duendecillo, que todo lo ve, es quien defiende sus vidas de las crueldades humanas. Nadie a visto a Coquena. Es fama que tiene cara de cholo y viste casaca y pantalón de vicuña. Lleva también diminutas ojotas y ancho sombrero de suave pelo. Desde las alturas contempla sus bestias sin ser visto. Sólo se ha escuchado su silbido, que es mágico llamado. Pero es tal la seguridad de su presencia que todos le temen. Por eso no matan vicuñas ni llamas para utilizar su pelo.
La araña, una leyenda Quechua con valores para los niños
Quien no es capaz de agradecer y aprovechar todo lo que tiene, corre el peligro de perderlo. Esta es una leyenda muy antigua, de la cultura Quechua, que enseña a los niños la necesidad de cuidar la belleza interior y potenciar valores como la empatía y la bondad. Y también por qué es tan importante ser agradecido.
Había una vez una princesa llamada Uru. Era una chica muy bella y además era la heredera al trono del imperio Inca. Su padre la adoraba, y deseaba que su hija al llegar al trono se convirtiera en una reina buena y justa. Para ello, se centró mucho en la educación de su hija, y buscó por todas partes los mejores maestrosen todas las materias.
Pero sin embargo, a Uru no le gustaban los estudios, ni entendía el afán de su padre por convertirla en una muchacha lista y buena. Prefería perder el tiempo, jugar, y dedicarse a mejorar su aspecto físico y su belleza.
Además, tenía muy mal carácter, y perdía los nervios con facilidad. Le gustaba ordenar y que todos complacieran sus deseos. Y si no conseguía lo que deseaba en el momento, entraba en cólera. Según iba creciendo, era más déspota con todos.
Y llegó el día en el que el padre de Uru falleció y ella subió al trono. Y es cierto que al principio la muchacha se dejó asesorar, pero poco a poco comenzó a abandonar sus obligaciones como reina. Le aburría mucho tener que tomar tantas decisiones. Prefería dedicarse a ella misma. Así que tomó la decisión y dijo a todos sus asesores: – Escuchadme bien: ya estoy cansada de tantas obligaciones. Es muy aburrido. Yo quiero descubrir otros lugares, lucir mis vestidos, y acudir a muchas fiestas. Quiero pasármelo bien, así que ya no tomaré más decisiones sobre el imperio: ¡que lo haga otro!
A pesar de que el mismísimo consejero real intentó persuadirla, ella seguía firme en sus decisiones. – ¡No seáis insolentes! No quiero trabajar más y me voy. No intentéis impedírmelo.
Estaba tan enfadada, que decidió azotar con su cinturón a todos los allí presentes por insolentes. Se quitó el cinturón y lo levantó para golpear al consejero real. Pero entonces ocurrió algo extraordinario: la reina no podía bajar el brazo. ¡Se había quedado petrificada como una estatua! Y eso no fue todo: mientras Uru intentaba moverse sin éxito, apareció suspendida en el aire una diosa cubierta con un manto dorado. Y dijo en voz alta, dirigiéndose a la reina: – Sin duda eres tremendamente egoísta y mezquina. Podrías dirigir tu reino con sabiduría, justicia y bondad, y en cambio prefieres atemorizar y humillar a tus súbditos. Así que no mereces lo que te dieron. A partir de ahora ya no tendrás belleza y no serás reina. Además, tendrás que trabajar sin descanso.
Y tras decir estas palabras, una nube envolvió a la reina y al disiparse el humo, en su lugar apareció una araña fea y peluda. Asustada, Uru salió corriendo en busca de refugio, lejos de posibles pisotones. Ya en un rincón, se dedicó a tejer tela de araña sin descanso.
EL APAGÓN DE LEDESMA
El primer corte del suministro eléctrico se produjo el 20 de julio de 1976 a la medianoche en Libertador General San Martín y Calilegua. Testimonios de vecinos que vivieron los hechos han relatado que al momento del corte de luz se habían imaginado que se trataba de un corte común, para reparar alguna instalación eléctrica o producto de un desperfecto. Pero cuando la gente comenzó a escuchar ruidos de frenadas, arrancones bruscos de autos, personas que abrían puertas a patadas y gritos de la gente, los pobladores se percataron de que el pueblo de Ledesma estaba viviendo un episodio de represión y secuestro.1 Esa noche la ciudad de Libertador General San Martín y la localidad de Calilegua fueron sitiadas por la Policía de la provincia de Jujuy, la Policía Federal, el Ejército y la Gendarmería Nacional. A las 22, se produjo, en simultáneo, un apagón total (salvo en la fábrica de la empresa Ledesma).
Según se investigó varias veces y hasta en un documental, ocultos en la oscuridad y en vehículos de la empresa, las fuerzas represivas secuestraron a 300 personas: todos fueron llevados a centros clandestinos de detención en los galpones del ingenio Ledesma, donde permanecieron atados y encapuchados.
El saldo final fue de 400 personas secuestradas, de las cuales 55 aún continúan desaparecidas integrando la lista de 8961 desaparecidos por la dictadura recopilados en el informe e la CONADEP y expuesta en el libro “Nunca Más“. Entre ellos no se encuentra quien fuera intendente de Ledesma en la década de 1950, el médico Luis Arédez, ya que el mismo había sido secuestrado por las fuerzas de seguridad el 24 de marzo de 1976. Su esposa Olga Arédez fue una de las personas que más se destacó en la búsqueda de los responsables del hecho. Pero murió en el 2005 a causa de una supuesta bagazosis, una enfermedad que se manifiesta en personas expuestas a los polvos de la caña de azúcar enmohecida e irónicamente esta contaminación la produce la fábrica de azúcar Ledesma.
Vinculación con la empresa Ledesma
Muchos vecinos que vivieron este hecho como también sobrevivientes testificaron y posteriormente denunciaron que directivos de la empresa agroindustrial Ledesma proveyeron a los militares de personal y vehículos para la captura de personas. Se afirmó que en vehículos de la empresa Ledesma eran trasladados los detenidos, los cuales quedaban detenidos en las comisarías y luego eran trasladados a Buenos Aires, principalmente a un centro de detención existente en Guerrero.
Olga Arédez la vinculó directamente en el secuestro de personas:
Mi marido fue cargado en la parte trasera de una camioneta con el logotipo de la Empresa Ledesma impreso en las puertas de dicho vehículo. La camioneta era conducida por un empleado de la propia empresa (…) Posteriormente me entrevisté con el administrador del Ingenio Ledesma, el ingeniero Alberto Lemos. Él admitió que la Empresa había puesto sus móviles a disposición de la acción conjunta llevada a cabo por las fuerzas armadas, en sus palabras, “para limpiar al país de indeseables”. También aseguró que mi esposo, debido a su actividad como asesor médico de los obreros, había resultado muy perjudicial para los intereses económicos de la empresa Ledesma.
Testimonio de Olga Aredes
En esa época el ingenio Ledesma era el encargado de la distribución de la electricidad, lo que ha sido acreditado en la causa judicial en la cual se investiga la responsabilidad de Blaquier. Algunos detenidos-desaparecidos habían tenido relación con la empresa en años anteriores, como fue el caso de Luis Arédez, médico e intendente de Ledesma en ese momento, que había sido trabajador en la empresa y se habría enfrentado con los jefes de la firma para exigir mejores condiciones sanitarias para los trabajadores de Ledesma. Su gestión de trabajador en Ledesma duró un año, ya que renunció el 1 de octubre de 1959. Así como el doctor Arédez varios de los secuestrados tenían vinculaciones con la empresa.
LUCHA POR LA TIERRA Y EL AGUA EN JUJUY
Comunidades indígenas de Jujuy concluyeron este miércoles una caminata de casi 300 kilómetros en defensa de sus derechos constitucionales, el acceso a sus tierras y al agua sin contaminación, a la vez que denunciaron que la megaminería en la provincia se mantiene vigente cada vez con más proyectos. –
La marcha denominada Qhapac Ñan llegó al mediodía a la plaza Belgrano, frente a la Casa de Gobierno, donde los manifestantes expusieron sus reclamos por la defensa de los recursos naturales que significan sus medios de vida ante el avance de los emprendimientos mineros en territorios que ocupan ancestralmente y que, por ley, les pertenecen, según dijeron.
“No podemos sembrar de mineras y petroleras el territorio provincial, no podemos permitir la contaminación a cambio de un alto costo en cultura y de despojo a las comunidades”, expresaron al llegar a la capital jujeña, donde advirtieron que “si se destruye la naturaleza, no es desarrollo”.
La caminata partió el 4 de octubre desde la ciudad fronteriza de La Quiaca para denunciar que “no se respeta la libre determinación” de los pueblos indígenas. –
Vemos claramente la ausencia del Estado que viola permanentemente nuestros derechos, no respetan la Constitución para la restitución territorial. Hoy también repudiamos cómo en el Sur se violenta a los mapuches o en Salta a los wichies”, dijo a Télam Nélson Subelza, de la comunidad indígena de Sansana.
“Nuestros niños se mueren porque no tienen acceso al agua y el gobernador (Gerardo) Morales nos da la espalda y se pone de acuerdo para extranjerizar a nuestra provincia sin consultarnos”, denunció. –
El comunero indígena se mostró convencido en la lucha “para defender nuestra historia que son veinte mil años al presente, de historia y de vida y en contra del proyecto de muerte que nos quieren implementar a través de la minería y las contaminaciones”.
Además, denunció que en la localidad de Abra Pampa una empresa minera “quiere abrir 28 minas donde estarían desapareciendo varios territorios y así en la Puna hay un montón de otros pueblos y comunidades que sufren el proyecto de extractivismo a gran escala que está prohibido a nivel mundial”
Por su parte, Angélica, de la Comunidad de La Quiaca Vieja, manifestó que las comunidades indígenas necesitan sus tierras para criar sus ganados ya que eso forma parte de sus recursos para sobrevivir. “No estamos de acuerdo con el Gobierno que intenta ahora poner más paneles solares como en Piedra Negra y en Cauchari y nos quita el territorio donde nosotros pastoreamos las ovejas y las llamas; nosotros necesitamos el territorio para nuestros animales”, dijo. En relación al problema del agua, manifestó que “el Gobierno cada vez autoriza más mineras y nosotros estamos en contra porque contaminan el agua, los pueblos lo venimos sufriendo”. “Hemos llegado hasta esta ciudad para recordarle al gobernador que nosotros también somos personas que merecemos vivir dignamente, que no queremos que nos siga introduciendo mineras para contaminar el agua”, reclamó el coya Sumaj, integrante de la Nación Chicha del departamento Yavi. Por otro lado, afirmó que “hay una gran presión de las empresas como denunció la comunidad de Cangrejillos, que quieren explotar sus recursos y ellos tienen las nacientes de los ríos allí. Los hermanos están resistiendo como también en otros lugares donde no se respetan los derechos, los territorios de los indígenas“.
Sumaj comentó que en su comunidad, ubicada 18 kilómetros de La Quiaca, viven 50 familias que eran mucho más hace varios años, pero fueron quedando menos integrantes porque “nos obligan, nos sacan del campo para ir a la ciudad”.
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