Caminando la Argentina: La Pampa

En la columna «Caminando la Argentina» que sale por «Verdes y Frites», recorreremos las provincias de nuestro país de la mano de Gonzalo Yurkievich: Licenciado en Geografía y Doctor en Historia.

La leyenda ranquelina de El Silbo se sitúa en los montes del norte del actual Trenel, provincia de La Pampa, donde habitaban tribus ranquelinas. La historia hace referencia al ranquel Huyhuín y fue contrastada con relatos cristianos de la época de la Conquista del Desierto. El apodo viene porque se la pasaba silbando y cantando. Dicen que. hasta los días corrientes, su espíritu aparece antecedido por la misma canción que acostumbraba silbar (un silbido fuerte y misterioso, cuyo origen no se puede precisar).   
La historia del paisano Huyhuín 

La leyenda se El Silbo comenzó antes de que su espectro comience a aparecer, es decir, antes de que Huyhuín muera. Su nombre se transmitió de generación en generación, entre ranqueles y criollos cuando andaba en sus dos pies como cualquier mortal, o como casi cualquiera. 
La narración lo describe como el más apuesto y el mejor “empilchado” entre los paisanos. A esta característica se le sumaba su afición a las mujeres y su costumbre del rapto. “No volvía de una maloqueada sin la cautiva buena moza sobre la cruz del potro y un sinfín de chucherías” relatan las lenguas ranqueles. Además, El Silbo era hábil a la hora de las peleas, manejaba su cuchillo como ninguno y se lo tenía por imbatible.  
Silbo se hizo leyenda en vida más por sus picardías que por sus proezas. La mayor hazaña fue el rapto de una mujer recién casada en Río Cuarto, Córdoba. Apenas “la china” salió de la capilla de barro, El Silbo la subió por la fuerza a su caballo y la llevó a La Pampa. Esto significó una terrible humillación para los españoles y los cristianos, y la máxima glorificación para el paisano ranquel.

El  cordobés que acabó con Huyhuín 

El cordobés conocido como El gaucho Maidana, era un diestro cuchillero proveniente de Río Cuarto. Los días de este, casi acaban cuando cayó por un hurto, pero zafó porque le ofrecieron entre pudrir sus huesos en la cárcel y ser perdiz de la justicia. La segunda opción no le pareció tan mala y así fue como una de sus presas más buscadas fue El Silbo.  

Una tarde de septiembre volviendo de una cacería, Maidana divisó alejarse lentamente un jinete de su toldo, con un tranquilo galope. Los nervios no alcanzaron a estallar en el cordobés, que ya había salvado las cuadras que lo separaban de su hogar tan solo en unos segundos. Con la bronca mascada, preguntó quién era ese; a lo que su china respondió sonriente y sin ningún atisbo de culpa: “El Silbo. Preguntó por vos y se fue enseguida”. 

Con un furioso galope Maidana llegó al lado de El Silbo. La pelea fue frenética, pero Huyhuín partió con la desventaja de un tajo chorreante en su hombro (mal augurio, dicen) por lo que nunca tuvo chances. Sin embargo, en lugar de huir, siguió la pelea hasta el culmine momento en que la faca de Maidana le cortó la mitad del cuello. Cuenta la leyenda que siguió en pie y tirando puñaladas al aire, mientras un chorro humeante de sangre le salía por el cuello y hasta que un último silbido le salió del pecho, con el último chisguete de sangre bravía.  

El espectro 

Las personas que más canas peinan en Trenel no pierden oportunidad de afirmar que el espectro de El Silbo ronda en el campo, en búsqueda del criollo que lo decapitó y silbando desde el cuello rajado.  

Se denomina «triángulo del litio» a la zona geográfica ubicada en el sur de América, en el límite de Argentina, Bolivia y Chile, que concentra más del 85 % de las reservas de ese metal blando conocidas en el planeta.

El triángulo, cuyos ejes o vértices forman e incluyen el Salar del Hombre Muerto y  Salar de Antofalla y el Salar de Arizaro (Argentina), y el Salar de Atacama (Chile), sumados a los salares que se ubican dentro del área comprendida, se ubican todos en altura, más precisamente en la región de la Puna de Atacama y fuera de ella el Salar de Uyuni (Bolivia). 


En Argentina y Chile la iniciativa privada opera las minas; en Bolivia, la estatal Yacimientos de Litio Bolivianos tiene el monopolio desde 2008. Estos entes exportan el material a naciones como Alemania, China, Estados Unidos, Países Bajos, Reino Unido y Rusia.​ Las iniciativas que se han empezado a concretar este año,​ como aquellas de cooperación entre algunos países del triángulo de litio y naciones desarrolladas que cuentan con la tecnología para el aprovechamiento integral del litio.

Según expertos, la zona del triángulo contiene recursos de litio equivalentes al petróleo existente en Arabia Saudita y es considerado un «recurso estratégico» por su proyección a futuro debido a que el litio es un insumo imprescindible para la alimentación de energía en celulares, computadoras, autos modernos (híbridos y eléctricos) y a una amplia gama de tecnologías como vidrios, cerámicas, grasas lubricantes, en la industria farmacéutica entre otros, por lo que en los últimos años la zona es fuertemente apreciada tanto por países extranjeros​ como locales y por mineras y empresas privadas y multinacionales, siendo hoy estudiada por los países locales a fin de conocer su verdadero potencial industrial.

Explotación y comercio en Argentina

La utilización de nuevas tecnologías para la explotación de salar, busca esencialmente evitar el proceso de evaporación de las salmueras con el fin de acortar los tiempos de obtención del litio procesado: El litio sudamericano es de salar (salmuera), es decir, basta con un proceso de decantación que, si bien es complejo, resulta hasta 4 veces más económico que extraer litio de roca dura, que es el que se explota mayoritariamente en Canadá, Australia, Portugal y Brasil.

Con el mismo espíritu, la firma francesa ERAMET, que actualmente posee la concesión para operar el salar Centenario Ratones en la provincia de Salta, desarrolló un método innovador que permitiría la obtención del litio en unos pocos días a partir del uso de un activo sólido para extraer y concentrar el mineral.

Además de estos avances en materia de mejoras en las tecnologías de extracción en los salares, el Centro de Investigación y Desarrollo en Materiales Avanzados y Almacenamiento de Energía de Jujuy (CIDMEJU) busca mejorar la eficiencia y la sustentabilidad ambiental de las técnicas evaporíticas implementadas actualmente, como así también diseñar innovadores procesos no evaporíticos.

Problemáticas ambientales ocasionadas por la explotación del Litio

Uno de los métodos convencional de extracción de litio sobre los lagos salados es por evaporación solar a través del bombeo de salmuera. 20​ La evaporación en piletas necesita de dos millones de litros de salmuera por cada tonelada de litio producida y tienen que utilizarse enormes porciones de agua dulce para los procesos finales de obtención del carbonato de litio por ende es una gran cantidad de agua contaminada la que se produce.

Soluciones en general

Realizar estudios para rediseñar los modelos de negocios en cuanto a la producción de litio, aprovechando otros recursos con potencial interés económico, entre los que se encuentran el sodio, potasio, magnesio, calcio, estroncio, bario, rubidio y cesio. Es así como Chile comercializa productos tales como el cloruro y sulfato de potasio, el ácido bórico y el cloruro de magnésico.

Soluciones en Argentina

También en San Luis, se está desarrollando un método para la extracción de litio de forma más económica y amigable con el ambiente, aquí utilizan cloruro de calcio que muchas empresas la consideran un residuo. Esto sustenta en gran medida el hecho de minimizar el consumo del agua y conseguir también anórticas (Se utiliza en la fabricación de cerámicas). 

El litio es un recurso estratégico, cada vez más demandado por el mundo. Debemos convertirlo en un vector de desarrollo para nuestro país”. La frase no pertenece a nadie en particular, pero durante la última década podría haber estado en boca de cualquier presidente de Argentina, Bolivia o Chile.  

Estos tres países conforman el “triángulo del litio”, que concentra el 56% de los recursos identificados en el mundo. Se trata de una región heterogénea, un triángulo escaleno cuyos países han interpretado el carácter estratégico del recurso de distintas maneras. Todos ellos aspiran a convertir al litio en un “vector de desarrollo”, pero han asumido diferentes definiciones, utilizado distintos instrumentos y hecho uso de los recursos públicos con distintas orientaciones. 

Bolivia: control estatal e integración de la cadena de valor 

El caso boliviano es, quizás, el más conocido. Con la llegada de Evo Morales al poder en 2006, se instaló una visión nacionalista sobre los recursos naturales. El litio fue, junto con los hidrocarburos, uno de los estandartes de la política boliviana de aquel período. En 2008, el gobierno declaró como “prioridad nacional la industrialización del Salar de Uyuni” y seguidamente, la nueva Constitución de 2009 estableció que el litio era un recurso estratégico. En este marco, el gobierno diseñó un régimen jurídico que reservó para el Estado la explotación del recurso. En 2010, anunció un plan, financiado por el Banco Central, que establecía los principales hitos de una estrategia que aspiraba a producir carbonato de litio, cloruro de potasio, así como también material catódico y baterías de ion de litio. El salar podría ser solo explotado por el Estado, mientras que en los segmentos aguas abajo se admitiría la participación minoritaria de empresas privadas.  

En 2017, el gobierno creó la empresa pública Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB), iniciando una nueva etapa. Se llevó adelante un proceso de selección entre empresas extranjeras interesadas en producir compuestos de litio junto a YLB, siempre en condiciones de minoría accionaria. En 2018, resultó seleccionada una pequeña empresa alemana, ACI Systems, que produciría hidróxido de litio a partir de la salmuera residual resultante del proceso de producción de carbonato de litio a cargo de YLB. Además, se acordó crear en el futuro una nueva empresa que procesaría una fracción de los compuestos de litio para la producción local de baterías. Sin embargo, la asociación fue anulada por Evo Morales en el marco de las protestas lideradas por algunas organizaciones potosinas durante su campaña presidencial. Luego, con el golpe de Estado, el proyecto entró en un limbo. Actualmente, mientras se avanza con la construcción de la planta industrial de carbonato de litio, que lleva varios años de atraso, se puso en marcha un proceso de selección de empresas privadas interesadas en desarrollar en salares bolivianos métodos de extracción directa de litio. 

Argentina: liberalismo y fragmentación federal 

La política argentina se caracteriza por una impronta liberal, que se ubica en el extremo opuesto de la boliviana. En contraste con el sistema centralizado del país vecino, la Argentina tiene un régimen federal en el que las provincias son “dueñas” de los recursos. En el caso del litio, Catamarca, Jujuy y Salta poseen los mejores recursos. Las provincias son las encargadas de administrar las licencias y regular la explotación, otorgar los permisos ambientales, instrumentar procesos de consulta y participación social y monitorear las operaciones, entre otras funciones.  

Sin embargo, las provincias no detentan el control total de la actividad. El paraguas normativo que la gobierna depende mayormente del Estado Nacional. A diferencia de Bolivia y Chile, que declararon al litio como recurso estratégico, en Argentina el litio está sujeto a las reglas generales que valen para el resto de la minería y por lo tanto, puede concesionarse a empresas privadas. La Ley de Inversiones Mineras, por su parte, busca crear condiciones para fomentar la inversión privada. Para ello, ofrece estabilidad fiscal y beneficios impositivos, mientras que fija un tope de 3% sobre el valor de boca de mina a las regalías que pueden cobrar las empresas. Por encima del tope, las provincias buscan negociar acuerdos con las empresas que les permitan mejorar su recaudación, con la participación de empresas provinciales en el caso de Jujuy o con aportes solidarios en Catamarca. 

Por lo tanto, la inversión privada es el principal canal a través del cual la Argentina busca promover el desarrollo económico asociado a la minería de litio. Hay algunos instrumentos adicionales, entre los que se destacan los programas del área de ciencia y técnica gestionados por CONICET, la Agencia I+D+i o Y-TEC. Estas iniciativas, orientadas más al estudio de las baterías y mucho menos al de los salares y sus ecosistemas, están poco articulados entre sí y con la industria. 

Chile: captura de la renta minera y un nuevo rol para el Estado 

Chile, finalmente, ofrece un caso híbrido, que ha experimentado cambios importantes en los últimos cinco años. Desde la década del setenta, el litio es considerado un recurso estratégico por su uso nuclear, y no por su potencial económico como en Bolivia. A raíz de ello, no es concesible y se encuentra reservado para el Estado. Sin embargo, solo ha sido explotado por empresas privadas en base a los contratos que la agencia pública CORFO (dueña de tenencias en el salar de Atacama) firmó con SQM, de mayoría de capitales chilenos, y Albemarle, de capitales estadounidenses. 

En 2014, la entonces presidenta Michelle Bachelet convocó a un grupo de expertos, reunidos en la Comisión Nacional del Litio, para definir una estrategia que, entre otras cosas, potenciara la contribución del sector al desarrollo chileno. Sobre la base de algunas de las recomendaciones de la Comisión, CORFO renegoció los contratos con las empresas privadas. Introdujo condiciones orientadas a mejorar la capacidad del Estado para capturar la renta económica de la explotación del recurso, con regalías cuya tasa varía marginalmente de acuerdo con el precio de los compuestos de litio, de 6,8% a 40%. Fijó a las empresas aportes que van de 12 a 19 millones de dólares anuales para la creación y financiamiento de centros de investigación y desarrollo.  

También, reservó una cuota de la producción local para vender a precio preferencial a empresas que se ofrezcan a industrializar compuestos de litio en territorio chileno, produciendo, por ejemplo, material catódico para baterías. Hasta el momento, esos instrumentos no han logrado los efectos esperados. El gobierno lanzó una nueva licitación en 2022 que intenta atraer empresas para producir en el país. 

Litio y desarrollo: criterios básicos para el diseño de una estrategia  

Los países del triángulo del litio siguen estrategias muy distintas para convertir al litio en un “vector del desarrollo”. Difieren en el rol asignado al Estado y al sector privado, en el grado de control soberano sobre el recurso y en los instrumentos utilizados para promover su desarrollo. No es el objetivo de esta nota realizar una evaluación de la eficacia de cada una de las estrategias. Además, la naturaleza dinámica de la situación y los extensos plazos de la actividad minera sugieren cautela al momento de realizar afirmaciones conclusivas.  

Me limito aquí a sugerir algunos criterios básicos que deberían guiar esa evaluación y que valdría la pena considerar en el diseño de una estrategia. En primer lugar, la actividad debe generar valor y ser realizada con criterios de sostenibilidad ambiental social y económica. Además, el país debería ser capaz de capturar una parte importante de dicho valor, principalmente a través de la generación de empleo local, la provisión de bienes y servicios locales o de la política impositiva. Desde el punto de vista de la sostenibilidad económica, es deseable que la distribución atienda en primer lugar a los grupos sociales que habitan en zonas aledañas a las zonas de explotación. Finalmente, a partir de la explotación del litio, se debería promover la generación de capacidades productivas y tecnológicas más intensivas en conocimiento. Inicialmente, estas capacidades surgirán con mayor facilidad en actividades ligadas directamente a la actividad, pero paulatinamente podrían motivar el desarrollo de nuevas capacidades en actividades más distantes (“una cosa lleva a la otra”, diría Hirschman). Así, estas capacidades quedarían a disposición del tejido productivo, contribuyendo a una matriz productiva más compleja y con mayor potencial de crecimiento de la productividad. 

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