En la columna «Caminando la Argentina» que sale por «Verdes y Frites», recorreremos las provincias de nuestro país de la mano de Gonzalo Yurkievich: Licenciado en Geografía y Doctor en Historia.
Su capital y ciudad más poblada es Posadas. Está ubicada en el norestedel país, en la región del Norte Grande Argentino, limitando al norte y este con los ríos Iguazú, San Antonio, Pepirí Guazú y Uruguay que la separan de Brasil, al sur con Corrientes, por medio de los arroyos Itaembé y Chimiray, y al oeste con el río Paraná que la separa de Paraguay.
Su territorio ocupa una superficie de 29 801 km², la que se compara con la de Bélgica. Es la tercera provincia más pequeña después de Tucumán y Tierra del Fuego: representa solo un 0.8 % del total del país.
Geológicamente integra el macizo de Brasilia a través de la meseta misionera. En Misiones existen diferentes tipos de suelos, siendo los más característicos los derivados del basalto, ya que cubren las dos terceras partes del territorio. Estos suelos son conocidos como “lateríticos” o “latosoles“, y su coloración es rojiza o marrón-rojiza debido a la descomposición de los basaltos y metalíferos arcillosos; además poseen un alto contenido de óxido de hierro y aluminio. En algunos lugares el suelo es poco profundo y con rocas aflorantes, en otros pedregosos y con pendientes muy inclinadas.
La selva misionera o selva argentina, ubicada en la actual Provincia de Misiones y una pequeña porción en el extremo nordeste de la Provincia de Corrientes1011 (en el nordeste de la Argentina), Argentina, es parte de la formación vegetal neotropical del bosque atlántico,compartido con Brasily Paraguay. Es la prolongación más meridional de la selva paranaense, que hasta mediados del siglo xx abarcaba gran parte de lo que hoy son los estados brasileños de Paraná, Santa Catarina, el extremo norte de Río Grande del Sur y el este del Paraguay. La selva misionera se encuentra en el corredor verde de Misiones.
Es una de las regiones más biodiversas de la Argentina, con alrededor de 3.000 especies de plantas vasculares y 500 especies de aves. Es el hábitat del yaguareté16 y el lugar donde se concentra la mayor cantidad de ejemplares de esta especie en la Argentina.
Los avá o guaraníes pertenecían a una de las razas más extraordinarias del nuevo mundo, eran inquietos guerreros y conquistadores que practicaban el canibalismo. Se hallaban, cuando los europeos pisaron por primera vez estas tierras, en los umbrales de toda una cultura neolítica, con inicios de la agricultura y la ganadería, la edificación de chozas y el trenzado, la alfarería y el tejido.
El vocablo “guaraní“ significa “Guerrero” haciendo alusión al carácter belicoso de este pueblo. Se referían a sí mismos como “avá” (hombre), al considerarse seres superiores frente a los otros grupos indígenas. Los guaraníes constituían una rama del grupo Tupí Guaraní y poblaban la Paraguaria.
En 1541, Álvar Núñez Cabeza de Vaca llegó a las cataratas del Iguazú en su viaje desde la isla de Santa Catarina hasta la villa de Asunción del Paraguay.
Arribaría a dicha isla, en el territorio que entonces era llamado La Vera o Mbiazá y que correspondía a la gobernación del Paraguay y actualmente es parte del estado brasileño de Santa Catarina.
Desde la mencionada isla de Santa Catalina arrancó en un viaje por tierra, a lo largo de casi cinco meses, con el propósito de llegar a la entonces villa y fuerte de Asunción del Paraguay, sede de la gobernación del Río de la Plata. Guiado por indígenas tupís guaranís cruzó con su expedición por la selva misionera, varios ríos de la Cuenca del Plata y las montañas de la Sierra Geral. Fue el primer europeo que describió las cataratas del Iguazú: «El río da un salto por unas peñas abajo muy altas, y da el agua en lo bajo de la tierra tan grande golpe que de muy lejos se oye; y la espuma del agua, como cae con tanta fuerza, sube en alto dos lanzas y más».
Horacio Silvestre Quiroga Forteza (Salto, Uruguay; 31 de diciembre de 1878-Buenos Aires, Argentina; 19 de febrero de 1937) fue un cuentista, dramaturgo y poeta uruguayo. Fue uno de los maestros del cuento latinoamericano, de prosa vívida, naturalista y modernista. Sus relatos a menudo retratan a la naturaleza con rasgos temibles y horrorosos, como enemiga de las circunstancias del ser humano. Ha sido comparado con el escritor estadounidense Edgar Allan Poe.
EL ÚNICO ÁRBOL COMESTIBLE DEL MUNDO: El Yacaratiá (Jacaratiá spinosa) es el único árbol comestible del Mundo. Crece en la selva misionera, ya que necesita de un ambiente húmedo y caluroso.
Al no ser un árbol productor de celulosa (lo que se utiliza para la elaboración de papel), suele ser descartado en la tala de árboles. Su tronco es gran reservorio de agua y nutrientes, por lo que se hierven los listones para que desprendan todos sus nutrientes y a partir de esto se elaboran alimentos como bombones, dulce, alfajores y tablitas comestibles. Deliciosos.
¿DÓNDE NACE LA COSTUMBRE DE TOMAR MATE?: Esta costumbre de tomar mate tan arraigada en nuestro país y llevada incluso cuando las personas salen de viaje fuera de la Argentina, tiene su origen primero en Paraguay y los Guaraníes, pero más tarde fue adquirido el hábito en la provincia de Misiones para luego ser contagiada al resto del territorio argentino. La planta de la Yerba Mate es originaria de las cuencas de los ríos Paraná, Paraguay y el Uruguay y es por esto que gran cantidad de la producción se realiza en Misiones.
RUINAS JESUITAS: Las misiones o reducciones de los jesuitas fueron fundadas a principios del siglo XVII con el fin de evangelizar a los guaraníes nativos de Paraguay, Uruguay, Brasil y Argentina.
En Misiones, las ruinas más conocidas son las de San Ignacio Miní («la menor», en guaraní) y en 1984 fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Se encuentran a 60km de Posadas y a 250 km de Puerto Iguazú, y hay varias agencias que ofrecen una excursión durante el día para conocerlas.
FIESTA NACIONAL DEL INMIGRANTE: ¿Sabías que en Misiones hay muchas colonias de inmigrantes? Desde 1870 y posterior al final de la Segunda Guerra Mundial en 1945, hubo inmigración europea sobre todo de alemanes, polacos y ucranianos.
El Parque de las Naciones, en Oberá, es la sede permanente de la Fiesta Nacional del Inmigrante. Este año la fiesta se celebrará en el mes de Septiembre y serán varios días para disfrutar de comida, música y tradiciones de otras nacionalidades. ¡No te la pierdas!
PUERTO IGUAZÚ: Se encuentra a 17km de una de las Maravillas Naturales del Mundo: Las Cataratas del Iguazú. Su avance económico se debió al comercio internacional que le daba la posibilidad de realizar negociaciones con Paraguay y Uruguay, por ser limítrofe con estos dos países. Este cruce de fronteras entre los tres países se conoce como la Triple Frontera, y aquí es donde los turistas aprovechan a realizar compras, sobre todo de electrónica, con precios más accesibles por los bajos impuestos del Paraguay.
SALTOS DEL MOCONA: UNICOS PORQUE SON LONGITUDINALES AL RIO
CATARATAS DE HASTA 14 METROS POR 3 KILÓMETROS DEL RÍO
LA SELVA DE MISIONERA TIENE LOS ÍNDICES DE HUMEDAD MÁS ALTOS DEL PAÍS: 3000 PLANTAS Y 500 ESPECIES DE AVES. 35% ES SELVA HOY / ACÁ ESTAN LOS YAGUARETES. SUELOS MUY RICOS
EL PASO DONDE MAS PASA GENTE DENTRO Y FUERA DEL PAÍS ES MISIONES. MÁS DE 20 MILLONES DE PERSONAS ENTRE LA FRONTERA DE POSADAS CON ENCARNACIÓN Y LA DE PUERTO IGUAZÚ CON FOZ DE IGUAZÚ
ES ENORME PRODUCTORA DE TE, EL 95 DEL TE DEL PAÍS, SÉPTIMO EXPORTADOR DEL MUNDO, 1923 CUANDO UN SACERDOTE LLEGÓ DE UCRANIA A LA PROVINCIA Y TRAJO SEMILLAS DE TE (CAMELIA SINENSIS). 80 MIL TONELADAS DE TE (90% DE LA PRODUCCIÓN DEL CONTINENTE EN OBERÁ Y CAMPO VIERA. SEGUNDA BEBIDA DETRÁS DEL AGUA
DECOMISAN CIGARRILLOS
Personal de la Prefectura Naval Argentina decomisó un cargamento de 92.500 paquetes de cigarrillos, en un procedimiento realizado en la provincia de Misiones como resultado de tareas de investigación.
El hecho ocurrió cuando efectivos de la Fuerza obtuvieron la información del posible paso de una carga de cigarrillos en la zona del kilómetro 1840,2 del río Paraná, lugar conocido como “Arroyo Aguara-i Guazú”.
Con ese dato, se montó un operativo en la zona y, durante la noche, una patrulla de la Institución visualizó, mediante el uso de cámara térmica de visión nocturna, el cruce de un bote desde el Paraguay, que descargó bultos hacia una camioneta ubicada en la costa argentina y retornó a su país de origen.
En ese momento, el personal de Prefectura advirtió que el rodado salió a alta velocidad del lugar, por lo que se inició un seguimiento controlado del mismo hasta su llegada a una vivienda de madera ubicada en la localidad de Colonia Delicia.
Con la intervención de la Fiscalía y el Juzgado Federal de Eldorado, se allanó el lugar.
Como resultado del mismo, se identificó a un involucrado y se secuestró una camioneta, un cargamento de 9.250 cartones de cigarrillos y 47 cubiertas de diferentes marcas y medidas.
El valor de todo lo decomisado asciende a más de 60 millones de pesos.
La Leyenda del Mamboretá
Hermoso insecto de color verde, que mueve graciosamente su cabeza y que acostumbra juntar sus patitas como si estuviera rezando…
El Mamboretá es una leyenda de los indios guaraníes, que forma parte del paisaje…Si alguna vez lo encuentras en el jardín recuerda esta leyenda que nos dejaron:
En una de las tribus guaraníes que vivían a orillas de los Ríos Paraná y Uruguay el cacique descubrío un día a un forastero.- ¿Quién eres? –le preguntó. ¿Dónde está tu pueblo?. El joven indio le respondió: he abandonado a los míos porque se han entregado como esclavos a los conquistadores blancos.
El cacique, amigablemente, le ofreció su toldo para que se quedara a vivir con ellos. Pasó el tiempo. El muchacho era muy trabajador y además, bailaba muy bien. Ayudaba en las tareas de la tribu y en las noches de fiesta los alegraba con sus danzas. Pero siempre tenía los ojos tristes, como de nostalgia.
En idioma Guaraní: “Mamboretá” significa: “dónde está tu pueblo”. Así comenzaron a llamar al forastero: Mamboretá – un día Mamboretá dejó el toldo del cacique, como lo hacía habitualmente. Se fue a trabajar al campo. Pero llegó la noche y no volvió. Se había ido para siempre, pues no pudieron encontarlo.
Una noche el cacique descubrió que sobre su hombro se había posado un insecto desconocido de color verde. Como no sabía su origen le preguntó:
¿Mamboretá? y el hermoso insecto le respondió, elevando sus bracitos al cielo y moviéndose como si bailara. Nunca más se fue.
Desde entonces forma parte del paisaje
LEYENDA DE SALTO ENCANTADO
Cuenta la leyenda que en la selva de Misiones vivían dos tríbus enemigas. El cacique de una era Aguará y de la otra Jurumí. Aguara tenia una bellísima hija Yete-í. Era pretendida esposa por todos quienes la conocían y muchos caciques de la región ofrecían inmensas riquezas por su mano.
Jurumí el feroz enemigo, tenia un hijo Cabure-í este era famoso por su valentía y destreza en la guerra y en la caza.
Quiso el destino que ambos jóvenes se conocieran un día en estas cirscuntancias:
Cabure-í Recorria la selva en busca de caza cuando fue atraído por el grito de terror de una joven, corrió hacia allí y en un claro del Monte vio la hermosísima Yete-í a quien no conocía a punto atacada por un yaguareté . Cabure-í clavo su lanza con certeza en el corazón del animal , su sapucay triunfal anuncio la muerte de la fiera.
El amor entre los jóvenes nació en ese momento como por un mágico encantamiento.
Pero… ¡Oh Dolor! Cuando se enteraron quienes eran.
Sus tribus no admitieron este amor y volvieron a luchar sangrientamente.
Yete-í corrió hacia el campo de combate derramando lagrimas de angustia que al tocar el suelo iban formando un cristalino Hilo de Agua.
Cuando Cabure-í lo vio en lo alto de una loma, corrió hacia ella y la tomo en sus brazos.
Los guerreros de Aguará dispararon sus flechas hacia Cabure-í y los de Jurumí hacia Yete-í
En ese instante truenos ensordecedores hicieron temblar el cielo y la tierra.
El suelo se abrió como para cobijar a los enamorados muertos, y en ese lugar los asombrados combatientes vieron caer las aguas del arroyo formado por lagrimas de Yete-í.
Tupa con su poder sobre todas las cosas había creado el «Salto Encantado». En recuerdo de los hijos que se amaron Jurumí y Aguará no volvieron a luchar.
CONFLICTO
La comunidad mbya Ka’a Kupe y otras cinco que habitan en las 5636 hectáreas de territorio ancestral, reconocido por el INAI, deben poner el cuerpo frente a las máquinas de la empresa forestal CARBA SA. El Ministerio de Ecología de Misiones, incumple la Ley 26.160, y continúa otorgando permisos de tala en tierras indígenas. “Cuidamos el monte desde hace cientos de años, para las empresas es dinero”, lamentan.
El pasado 8 de noviembre, seis adolescentes que viven en la comunidad mbya-guaraní Ka’a Kupe, situada en el municipio misionero de Ruiz de Montoya, combatían el calor de la siesta con un tereré helado, cuando escucharon ruidos extraños provenientes de la selva. Decidieron buscar sus gomeras y dirigirse monte adentro. Al llegar al lugar, se encontraron con un desmonte en marcha. Ocho operarios, motosierras, un tractor apto para el transporte de troncos y dos agentes policiales portando sus armas reglamentarias. El cuadro de situación sucedía en el corazón del territorio perteneciente a esta comunidad mbya, a pesar de que la Sala III de la Cámara de Apelaciones provincial ordenó la suspensión provisional de los efectos de del “Plan de Manejo Sostenible”, eufemismo con el que se aprueba el avance del desmonte en Misiones.
“Les pedimos que se vayan, les dijimos que no podían tocar los árboles de nuestra comunidad. Los policías nos mostraron sus armas y nos preguntaron nuestros nombres. Nosotros sacamos las gomeras y les tiramos piedras”, relató Gabriel, uno de los jóvenes de la comunidad.
El episodio de noviembre no pasó a mayores y tanto los operarios como los policías se retiraron. Pero lo ocurrido marca un nuevo capítulo en una lucha que las comunidades mbya, que habitan en el municipio del centro oeste de Misiones –cerca de la frontera con Paraguay– y que cuentan con sus territorios relevados de acuerdo a la Ley 26.160 de Emergencia Territorial Indígena, vienen sosteniendo desde hace tres décadas con la empresa forestal CARBA S.A. La compañía lleva años depredando y explotando el monte nativo con anuencia del Estado provincial.
“La selva es nuestro hogar”
Se trata de un territorio de 5636 hectáreas, donde habitan las tekoa (comunidades) Ka’a Kupe, Ko’eju, Tajy Poty, Yvychi y Ka’a Poty. Entre el monte, cursos de agua, plantaciones y cultivos diversos se encuentran las viviendas donde habitan más de mil personas, en su mayoría niños, niñas y adolescentes. La enumeración de especies arbóreas que se conjugan en este territorio indígena puede tornarse interminable: guatambú, lapacho negro, lapacho rosado, lapacho blanco, cedro, loro negro, guayubira, timbó, alecrim, yvy pyta, laurel y aracucaria, son apenas algunos de los árboles que pueblan el monte.
Donde los pueblos originarios ven y valoran a los árboles en pie, como parte de su entorno natural, las empresas extractivas solo ven “madera dura” para el mercado de la industria forestal. En Misiones existen más de 900 establecimientos que procesan la madera de diversas formas: celulosa, aserraderos, laminadoras, carpinterías de obra, remanufactura, fábricas de muebles, entre otras actividades.
“Para nosotros, los árboles, la selva, son parte fundamental de nuestra cultura, de nuestra vida. El monte es nuestra casa. Nosotros cuidamos el monte desde hace cientos de años. Pero para las empresas los árboles son dinero”, lamenta Mario Borjas, de 42 años, quien desde hace una década es mburuvicha (cacique) de la tekoa Ka’a Kupe.
Su comunidad está compuesta por 21 familias, que además de continuar con el ancestral y delicado oficio de la elaboración de artesanías –principalmente tallado en madera y cestería– subsiste de la producción a pequeña escala de mandioca, batata, maní, hortalizas, sandía, y otros alimentos. En esta comunidad también funciona la Escuela Intercultural Bilingüe 957, que recibe a la gurizada de las cinco aldeas más cercanas.
“Tenemos agua potable, tenemos energía eléctrica en un sector de la comunidad y vivimos sin molestar a nadie. Pero el gran problema que tenemos, y que cada vez es peor, es con esta empresa forestal que invade y destruye nuestro territorio. Los movimientos que hace la empresa, el daño que ocasiona a nuestro monte, han hecho que se sequen algunas vertientes de agua”, denuncia Borjas.
Como todas las personas del Pueblo Mbya, el tono de voz y el ritmo en el habla del cacique es pausado, taciturno. Pero tras esa sonoridad nostálgica, las palabras dan cuenta de la fortaleza atávica con la que su comunidad viene resistiendo los embates de una industria forestal para la que el cuidado del medio ambiente y los derechos de los pueblos originarios parecen no existir.
“Nosotros estamos sufriendo este avance sobre nuestro territorio y estamos luchando, pero ya mi abuelo Basilio Escobar, hace treinta años comenzó la resistencia. Él murió hace cuatro años y nos pidió a los que quedamos que nunca dejemos de defender nuestro territorio. Nos advirtió que iban a venir por la selva” afirma el cacique.
Un amparo judicial, la forestal Carba SA y el desmonte en Misiones
La forestal CARBA S.A lleva tres décadas de conflicto con las comunidades mbya del municipio de Ruiz de Montoya. En octubre de 2020, las tekoa lograron un amparo favorable en la Cámara de Apelaciones en lo Civil, Comercial y de Familia, luego de interponer una acción judicial tendiente a frenar los desmontes en el Lote 7- B, Colonia Seguin, sector que técnicamente se encuentra en el Municipio Campo Grande.
El amparo dirigido contra la provincia de Misiones apuntaba contra “la manifiestamente arbitraria e ilegal autorización y/o tolerancia a los inconstitucionales desmontes y talas indiscriminadas de bosques nativo, que causan un gravísimo daño y afecta en forma directa e inmediata a los derechos de la Nación Guaraní, afectando además los recursos de subsistencia, árboles nativos, plantas medicinales, lugares de caza, pesca y recolección de la comunidad, arroyos y nacientes de agua, sin ningún tipo de control ni prevención de daños.”
Sentados en ronda bajo la sombra de uno de los árboles del Parque República del Paraguay, en la ciudad de Posadas, un grupo de integrantes de las comunidades reflexiona acerca de los pasos a seguir con el amparo conseguido y antes de hacer oír sus reclamos en el recinto de la Legislatura Provincial. Un ave pequeña, recién caída de un nido, se acerca a una de las mujeres guaraníes, que lo toma entre su palma, lo acaricia suavemente, hasta que el pajarito se siente tan a gusto que se queda allí. Luego pasará, mansamente, a las manos y cabeza de uno de los muchachos que integra la ronda.
“No entendemos como el Ministerio de Ecología, que debiera cuidar que no se hagan desmonte, sea la institución que autoriza y permite que esta empresa destruya el monte nativo”, sostiene Isasio Martínez, integrante de la Comunidad, que coincide con el cacique Borjas y el resto de las personas en la necesidad de un título de propiedad comunitaria que ponga fin a tanto atropello y brinde la seguridad jurídica necesaria. Es que a pesar de ser habitantes ancestrales de sus territorios, el Ministerio de Ecología y Recursos Renovables provincial había autorizado la tala en el territorio de la Comunidad a través de la a Resolución Nº4121/2019. “Hace varios años hicimos el relevamiento en el marco de la Ley 26.160. Nuestro territorio está demarcado. Siempre estuvimos aquí. Pero nos siguen invadiendo”, denuncia Martínez.
La comunidad se encuentra, desde junio del año 2009, relevada en el marco de la Ley Emergencia Territorial Indígena –que el Gobierno nacional prorrogó por decreto a fin de año, tras su tercer vencimiento– la cual reconoce su preexistencia y el derecho a habitar las tierras que tradicional y ancestralmente ocupa. Pero aún resta la entrega efectiva del título de propiedad de dicho territorio.
Gabriel, uno de los adolescentes que enfrentó a los operarios de CARBA y los policías que desmontaban su territorio el pasado 8 de noviembre, insiste con que “no es la primera vez que esto pasa”. “Ya van tres veces, desde que se dictó el amparo, que nos encontramos con las máquinas derribando árboles en nuestro monte. La última vez les sacamos la motosierra y se la llevamos al juzgado, donde ni nos quisieron tomar la denuncia”, denuncia el joven.
“Cada vez que arrancan árboles para desmontar, para abrir caminos, van destruyendo las plantas medicinales, y contaminando todo”, denuncia bajo los árboles de la plaza de Posadas.
“El desmonte nos afecta a todos”
En su última asamblea, celebrada entre los días 12 y 15 de octubre del año pasado, el Aty Ñeychyrõ —organización tradicional Mbya Guaraní, integrada por diversas comunidades en la provincia de Misiones— abordó el tema de los desmontes en los territorios de Ka’a Kupe y las comunidades vecinas. “Todos somos Ka’a kupe, el desmonte donde quiera que pase nos afecta a todas las comunidades, a todo el mundo”, afirma el documento surgido de la asamblea.
“Nuestra cosmovisión está vinculada con la tierra y el monte. Desde que nacemos nuestros abuelos y abuelas nos enseñan a relacionarnos armoniosamente con el entorno, pero nos preocupa el futuro de las siguientes generaciones de niños y niñas, no sólo de nuestra Nación Guaraní sino de toda la humanidad”, sostuvieron las comunidades reunidas en el Aty Ñeychyrõ.
Desde el Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (Endepa), entidad que viene acompañando la lucha de estas comunidades mbya, advierten que el conflicto afecta un territorio cuya posesión por parte de la tekoa Ka’a Kupe fue reconocida por el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) desde el año 2016. “Para evitar la tala de árboles nativos, estas comunidades han recurrido a toda clase de medidas, tanto de manera administrativa, como judicial o poniendo su propio cuerpo frente a las motosierras para suspender cualquier operación forestal en el territorio que habitan. Lamentablemente impera el silencio de las autoridades y la actividad depredadora continúa”,
En este sentido, en Endepa observan que “existe un claro desinterés por parte del Ministerio de Ecología en respetar los derechos indígenas” contemplados en la Constitución Nacional, mediante el artículo 75 Inciso 17, en la Ley Nº 24.071, que reconoce el Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas de la OIT.
“El guaraní siempre busca un lugar donde estar tranquilo, donde enseñar a sus hijos cómo seguir cuidando la naturaleza, la selva, cómo valorar una planta, cómo convivir con animales, con pájaros, eso es lo que nosotros vamos a seguir buscando siempre”, asegura Miguel Báez, de la comunidad Guazurarí. Y concluye: “Nuestro problema es que siempre aparece un hombre diciendo que ese territorio no nos pertenece, que es propiedad privada, que no podemos estar ahí. Nosotros simplemente queremos convivir y tener un lugar tranquilo, convivir con la selva”.
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