En Verdes y Frites una vez al mes hacemos un programa especial dedicado al ambiente al que llamamos «Planeta B». Acá, junto con Gabriel Mazzei, problematizamos aquello que tiene que ver con nuestro modo de habitar el mundo, de pensarnos politicamente y de consolidar las discusiones que hacen a nuestro futuro. Hoy: La dimensión política y su afectación al ambiente
El análisis político que hacemos en Planeta B va por el lado del zoon politikon, el “animal político” que somos según nos definiera Aristóteles. Como somos una especie que habita el ambiente de otras especies, la dimensión política que sumamos (como una capa más de sentido) afecta al ambiente que de política no entiende.
Por suerte, un negacionista del cambio climático no fue la fuerza más votada. Y digo “por suerte” ya que es pura casualidad: la indignación por el ninguneo de la problemática ambiental no interpela tanto a nuestra sociedad. Encima Milei logró instaurar en sus fanáticos la idea de que la humanidad no es la responsable del colapso ecológico que estamos atravesando y ya sabemos cómo funciona el fanatismo ególatra y cabeza-de-termo argentino. Ojalá pronto se den cuenta, estos fanáticos, que los están adoctrinando en contra del consenso científico y de la racionalidad más elemental, y que corren el riesgo de hacer de la ignorancia un valor y de la necedad un atributo plausible de votos.
El pueblo argentino posee una consciencia política muy desarrollada que hace al ambiente, que lo valora de una forma y no de otra. Dicho de otra manera: tirar un papel en la calle es un acto político en tanto la calle es un ambiente político.
En el programa hablamos sobre Ecología Política y por eso invitamos a escuchar. El texto en el cual nos apoyamos es “La Ecología Política en América Latina: un campo en construcción” del mexicano Enrique Leff. Shanty, como buen hereje filosófico que es, también nos dejó su aporte sobre un texto de Guattari denominado “Las tres ecologías.”
Yo creo que tenemos que frenar con los discursos de odio, también por una cuestión ambiental. La palabra violenta el sentido del ambiente y si odia lo vuelve hostil.
Por último, hablamos del mensaje ambiental de Perón “a los pueblos y gobiernos del mundo”, una carta tremendísima de la década del ‘70 que todo argentino, ina, ine debería leer al menos una vez en su vida. Allí podemos encontrar una posta de donde engancharnos y coincidir para construir un peronismo más ecológico, en esta ola que nos propone Massa de unidad nacional.
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