En la columna de Política Internacional, de la mano de JUAN IGNACIO IÑURRIETA, nos preguntamos: ¿En qué anda el mundo actualmente?, e hicimos un análisis y puesta en común del contexto internacional y la disputa geopolítica.
Para comenzar vamos a hablar de quién es Castillo. Hablamos de un maestro de una escuela rural de 51 años que ejerció la docencia durante 24 años, con experiencia y extracción sindical, pero sin trayectoria en gestión política. De hecho, Castillo hizo de su profesión uno de los ejes de su campaña y del lápiz, su símbolo, y capitalizó así el prestigio que tenía las zonas rurales de Perú. Siempre se vistió de manera típica, usó sobrero de paja blanca y hasta fue a caballo a votar el día de las elecciones. Toda una construcción política de eso, una narrativa que intenta simpatizar/encarnar los valores de los humildes y campesinos del “Perú profundo”
En campaña propuso una agenda ambivalente: una con una moral bastante conservadora y católica que funcionaron en un país en el que la religión suele ser un factor electoral. Con esto pudo justificar su rechazo al aborto, al matrimonio homosexual, la eutanasia, propuso mano dura con la delincuencia, control migratorio estricto. Pero por otro hizo una campaña anti- establishment donde prometió que se les iba a plantar a las trasnacionales que explotan los suelos peruanos.
Algo importante a saber es que la crisis política de Perú no empezó con Pedro Castillo. Hace años que comenzó la desconexión entre el pueblo y los políticos. En cuatro años Perú tuvo seis presidentes. Todos acabaron en una lucha directa con el Congreso, que generalmente terminó devorándolos mediante mociones de vacancia.
Desde el 28 de julio de 2021 que asumió hasta el 7 de diciembre de 2022 que fue detenido nunca tuvo un momento de paz. Estuvo en situaciones incómodas casi permanentemente y llegó a modificar 5 veces su gabinete, en las que sumó 60 cambios de ministros. Esto se da por la falta de mayorías en el congreso y una oposición consolidada.
Se enfrentó a dos mociones de vacancia, un mecanismo constitucional que en el pasado removió a los expresidentes como Alberto Fujimori y Martín Vizcarra. El primer intento ocurrió a finales de 2021, cuando Castillo ni siquiera tenía medio año de Gobierno, por supuestamente haber influido en el nombramiento de los altos mandos de las Fuerzas Armadas y policiales. El segundo, en marzo de 2022 tras ponerse en evidencia sus reuniones clandestinas con empresarios que luego ganaron licitaciones con el Estado. La tercera moción, que seguramente superaría como las dos primeras, iba a celebrarse el mismo día en el que dio lo que algunos llamaron “autogolpe” de Estado improvisado que acabó con él en la cárcel. Continua la incertidumbre sobre que quiso hacer.
En paralelo, varios ministros de su gabinete comenzaron a renunciar hasta que quedó totalmente solo, no tuvo casi ningún apoyo institucional.
La decisión de Castillo de disolver el Congreso y de instaurar “un gobierno de excepción” que, según aseguró, gobernaría a través de decretos ley hasta que un nuevo Parlamento con poderes constituyentes elaborara un nueva Constitución. Este fue un anuncio que fue inmediatamente tachado de “golpe de Estado” por parte de la oposición y cuestionado también por otras autoridades, incluyendo la Policía y las Fuerzas Armadas, y generó una ola de renuncias de altos funcionarios.
Dina Boluarte (su ex vicepresidenta, y actual presidenta del Perú) dio un giro político de 180 grados y se recostó en la derecha para formar su gabinete y sobrevivir al cargo. Afirmo que no va a renunciar y le pide al Congreso que convoque elecciones adelantadas a los congresistas que aseguran que quieren ir a las urnas pero que tumban todos los proyectos para fijar una fecha. La presidenta respalda que se hagan este año, pero no tiene poder para imponer nada.
Todas las encuestas muestran números parecidos, más del 70% reprueba la gestión de Boluarte y más del 80% al Congreso. Hay una rotunda mayoría que quiere adelantar las elecciones para que se renueven el Ejecutivo y el Legislativo.
Actualmente Castillo está acusado de ser el presunto líder de una organización criminal por lo cual le dictaron una segunda prisión preventiva por 36 meses. Este fallo se suma a los 18 meses que le dictaron por el presunto delito de rebelión cuando hizo el llamado “autogolpe”
Se habla de más de 70 muertos, cientos de detenidos, detenciones arbitrarias, tortura y allanamientos a locales políticos. La conflictividad, a más de 3 meses de la detención, parece apaciguarse.
Croxatto se sumó ad-honórem al equipo jurídico con la prioridad puesta en las apelaciones ante tribunales y organismos internacionales.
¿Porque REFORMAR la constitución?
Fue una de las promesas de campaña y Castillo hace tiempo quería mandar al congreso un proyecto de ley para modificar cinco artículos de la Constitución que tenían como objetivo eliminar la incapacidad moral como causal para la destitución de un presidente y modificar la llamada cuestión de confianza hacia los integrantes del gabinete. Además, consagra un modelo libre mercado y la constitución fue de Alberto Fujimori en 1993.
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