Despolíticas por parte del Gobierno Nacional, que se contraponen con políticas Bonaerenses que buscan el equilibrio.
Nicolás Márquez fue noticia por aparecer en una entrevista con Laje hablando de la homosexualidad como una aberración, y una “conducta insana y autodestructiva”. Recordemos que Márquez es el biógrafo y persona de confianza de Javier Milei. Sus dichos, en un contexto de (des) políticas de igualdad y compromiso social estos dichos esparcidos mediante los medios de comunicación a todos los rincones del país y avalados por el Gobierno Nacional, se convierten en un aval y permite que tome fuerza un discurso de odio que quizás en otro contexto no se hubiera permitido. Un discurso que después se convierte en acción, y esa acción no es condenada por este Gobierno (como sucedió con el crimen de barracas), y esto genera un escenario propicio para seguir replicando prácticas odiantes que en muchos casos puede terminar en muertes atroces (mucho más cuando el vocero presidencial sale a minimizar la situación).
Ahora, este personaje vuelve por más, luego de la sala vacía y el escrache en la Feria del Libro. Porque el ex militante de la UCD (Unión de Centro Democrático) y del Opus Dei, asegura frente a la pregunta sobre la dictadura de Videla: “Eso fue un plan sistemático, pero no de personas. Fue la desaparición de guerrilleros.”, sostiene además que el “proceso” en realidad es que los “militares no puedan pagar un abogado”, que no hubo plan sistemático de robo y apropiación de bebés, que “el plan sistemático fue la entrega”, y miente sobre que se “entregaron 227 bebés”. Asegura que en Abuelas de Plaza de Mayo hablaban -en 2020- de 130 bebés, porque eran los 130 nietos y nietas recuperados. Hoy son 133. Y faltan más de 300.
Pero no queda ahí, sobre el vínculo de la iglesia con el terrorismo de Estado, afirmó que: “No sé por qué tenía que pedir perdón la Iglesia Católica. Todo el mundo apoyó al gobierno militar.” Ahí mismo sostiene que su diferencia con Milei -tal vez la única- es que el presidente sostiene que “los militares están legítimamente presos”. “Yo creo que están injustamente detenidos”, dice Márquez, para agregar que sobre “experiencias virtuosas de la derecha”, su ejemplo es Pinochet, Fujimori y Thatcher. Le faltó Onganía y Videla.
En sus respuestas, una peor que la otra, una con más violencia y odio que la anterior, sigue con el desprecio a las diversidades, contra el matrimonio igualitario, la adopción para personas del mismo género, el aborto legal, seguro y gratuito, y sigue defendiendo a dictadores de los pueblos.
Es importante saber que estos personajes están sueltos, tienen aval mediático y político, y estos discursos generan una efervescencia en aquellos y aquellas que se sienten representados por sus discursos, algo que lo vuelve peligroso, pero mucho más a quienes lo consumen.
En contraparte, por suerte, por lo menos en la Provincia de Buenos Aires la Suprema Corte de Justicia elaboró una guía de buenas prácticas para juzgar con perspectiva de género. En la redacción del documento participaron 723 jueces y juezas de todos los fueros. Es una elaboración de conjunto de principios básicos consensuados, en un trabajo de todo el Poder Judicial. Junto a esa guía presentaron otros tres manuales, también elaborados de forma participativa, con funcionarixs judiciales y referentes de organismos públicos, académicos y ONGs, que promueven “prácticas judiciales aconsejables” en materia de escucha de niños, niñas y adolescentes, acceso a justicia para personas con discapacidad y para personas adultas mayores. Se tiene previsto presentar las guías en cada uno de los departamentos judiciales de la provincia. Cada evento termina con un conversatorio.
Los ministros de la Corte hicieron hincapié en el lenguaje claro y simple de los materiales. Plantearon que se trata de pautas para generar un piso se acceso a justicia, aunque aclararon al mismo tiempo que no son de cumplimiento obligatorio.
La “Guía de Prácticas Aconsejables para Juzgar con Perspectiva de Género”, fue aprobada por Resolución SC Nº 189/24. Tiene 34 páginas y contiene pautas sencillas para identificar en qué casos se debe aplicar, y cómo evitar estereotipos de género. Está pensada para víctimas y también para mujeres o diversidades imputadas de un delito.