El Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil se reunirá este jueves 18 de julio, con el objetivo de definir un nuevo piso salarial junto con los montos mínimos y máximos de la prestación por desempleo, en medio de un escenario que ubica al sueldo básico como el menor en 30 años. Vale recordar que en mayo se definió el último aumento y dejó el SMVM en algo menos de $235 mil.
En un escenario inflacionario, los gremios buscarán compensar el aumento del costo de vida que en mayo fue del 4,2% y junio del 4,6%, aunque vale considerar que el haber mínimo se encuentra muy retrasado frente a la inflación ya que tuvo apenas dos aumentos este año, que llegaron a algo más del 50%, pero la inflación en los primeros 5 meses del año fue de casi el 71%.
El cónclave entre gremios, empleadores, el Estado nacional y los gobiernos provinciales se llevará a cabo esta tarde, primero en comisión, dónde tendrá lugar la discusión técnica en busca de elevar una propuesta de actualización, y luego en la sesión plenaria ordinaria del Consejo del Salario, para dar paso al debate central.
Con el actual valor, el salario mínimo tiene un poder de compra 32,1% menor del que tenía en noviembre del año pasado, ya que “los aumentos nominales sumaron 60,5% respecto de noviembre de 2023, cuando en el mismo período se proyecta acumular una inflación superior al 136%”, de acuerdo a un informe elaborado por el Centro de Investigación y Formación (CIFRA) de la Central de los Trabajadores de la Argentina (CTA).
Además, precisó que en lo que va del año, el sueldo mínimo real fue 53,1% menor que en 2015 y está en el nivel “más bajo de las últimas tres décadas”. En ese sentido, el reporte señaló que “el valor es inferior incluso al vigente durante la mayor parte de la década de 1990”.
Al respecto, desde el CIFRA sostuvieron que “en ese entonces, como ahora, el nivel era tan bajo que este instrumento había perdido su rol como piso salarial, tal como se buscaba desde un gobierno que bregaba por la desregulación y flexibilización del mercado de trabajo”.
El análisis también aseguró que “el retroceso histórico se evidencia también en la comparación del salario mínimo con las líneas de pobreza y de indigencia”, indicando que “este salario sólo sería suficiente en julio para comprar el 56,8% de la canasta básica de alimentos que define la línea de indigencia para una familia tipo y un 25,6% de la canasta de pobreza, relaciones comparables a las vigentes en la crisis final de la convertibilidad en 2001/2002”.
Asimismo, el área de investigación de la CTA remarcó que “si no hubiese tenido lugar la pérdida de poder de compra del salario mínimo sucedida desde fines de 2015 a la fecha, en el actual mes de julio este salario hubiera sido prácticamente de $540.000 y hubiese representado más del 143% sobre la canasta básica alimentaria aludida”.
Ante este escenario, los gremios buscarán conseguir un aumento que compense el impacto de la variación de precios en los salarios. En caso de que no haya acuerdo entre las partes, lauda el Gobierno al igual que en las dos reuniones que se llevaron a cabo este año.