Durante la presentación de su libro en el Luna Park, el presidente Javier Milei montó un show liberal en el que reavivó sus críticas hacia el intervencionismo del Estado y denunció a “aquellos que quieren voltear a este Gobierno porque quieren que siga el socialismo y la miseria”.
Y ahora sí empieza el show. Desaforado, Milei arenga a los saltos al público, va de una punta a la otra del escenario, se golpea el pecho con los puños apretados, hace temblar sus manos abiertas como si estuviera en trance. La camisa afuera, por debajo de su largo sobretodo de cuero negro, en un regreso a su look rockero. “Estimados, quise hacer esto porque quería cantar”, dice cuando toma el micrófono y lanza una carcajada fuerte, casi tenebrosa. El Presidente entona a los gritos “Panic Show”, que suena por tercera vez, ahora toda cantada por él. “Soy el rey, te destrozaré. Toda la casssta es de mi apetito”, la reversiona.
Tras renovar sus críticas al Estado desde su postura anarcocapitalista, Milei se refirió a la conceptualización de la palabra “mercado” que abunda entre los economistas. “Mi experiencia de interactuar con muchos economistas es que cuando uno les pregunta qué es el mercado no lo saben”, dijo y lo comparó como si “un médico no sepa qué es una pierna. Es raro”.
La noche se dividió en distintos actos. Como una obra de teatro compuesta por números independientes e inconexos, el show montado para la presentación del último libro de Milei alternó rock con una exposición sobre economía del Presidente, anécdotas personales, cruces con gente del público y un final con “tres amigos” -el Presidente, su vocero, Manuel Adorni, y el diputado José Luis Espert- sentados en un living, frente a la militancia libertaria, recordando viejos tiempos, repartiendo agradecimientos y elogios, y autocelebrándose mientras el país está en llamas.
Terminada la primera etapa, la del micro recital, las luces se concentraron en un atril y el resto de la escena quedó a oscuras. “Hola a todos”, dijo con un tono carrasposo y algo impostado el Presidente. En cada nueva aparición en el escenario, Milei se volvía -o lo volvían- a presentar. Ahora tenía una voz más calma y una gran sonrisa. Empezó entonces con una serie de agradecimientos: a su hermana, a sus ministros,…. Una y otra vez el acto se alejaba del motivo formal de la convocatoria: la presentación de “Capitalismo, socialismo y la trampa neoclásica”.
La noche de Milei estuvo plagada de burlas e ironías contra quienes él considera sus enemigos; los de siempre, como “los rojitos” y los “aborteros”; y los nuevos, como la Feria del Libro (“Con el intento de boicot, el de la Feria del Libro nos regaló esta fiesta. Gracias, kirchneristas”, se rió) y el presidente español, Pedro Sánchez. “Sánchez, compadre”, empezó a entonar la gente y él los frenó, aunque se lo notaba encantado. “No, che, que Mondino me va a pedir horas extras”, se rió, en alusión a los problemas diplomáticos que acumula su gestión.
Algo parecido había pasado segundos antes, cuando el público coreó que Cristina Kirchner va a ir presa. “Los acompañaría, pero me van a acusar de violar la independencia de poderes, ¿no les parece que ya tengo muchos quilombos?”
Aunque ni él lo crea, Javier Milei es presidente de la Nación, los diarios del mundo hablan de sus escándalos internacionales y desfila como una estrella de rock en el mítico estadio porteño. Ni el aumento de la pobreza, el derrumbe de la actividad económica, la suba del dólar paralelo o el aumento de la conflictividad social en Misiones le iban a empañar su noche. Mientras, Javier Milei llegó a la tapa de la revista estadounidense Time, que lo presentó bajo el título “El radical: cómo Javier Milei está sacudiendo al mundo”. El mandatario rápidamente celebró ese hito y compartió la imagen de la portada en sus redes sociales con el texto “Fenómeno barrial”, pero la nota escrita por la corresponsal de TIME Vera Bergengruen está lejos de ser elogiosa para el libertario. “Es posible que a Milei se le esté acabando el tiempo antes de que su apoyo popular se desmorone“, plantea.