Cientos de obras forman parte de la cartelera teatral de este verano por eso, aún mañana 10 de enero, siguen levantándose telones por primera vez, con parte de las propuestas más destacadas.
Tras su estreno a sala llena en diciembre, la murga de estilo uruguayo Lavate y Vamo llenará de color y música la sala Payró del Teatro Auditorium todos los miércoles a las 21 con “Embrujo. La magia de una hoguera”, su sexto espectáculo a la luz de su aniversario 13.
Una propuesta superadora, sorpresiva y emocionante con la que despidieron el 2023 y reciben el 2024, para encantar al público local y nacional. Con la magia como eje central y un elenco que transforma el escenario en un aquelarre de brujos y brujas, todos quedan invitados a celebrar un encuentro donde la sátira, el humor, la poesía y la crítica social serán el condimento ideal. Capítulo a capítulo se verá que la magia está en lo cotidiano y sólo hay que descubrirla; y que los paradigmas sociales están en continuo desarrollo.
En tanto, a las 21:30 en el Espacio Teatral Cuatro Elementos (Alberti 2746), a partir del libro “Para qué sirve la filosofía” de Darío Sztajnszrajber, la actriz Melina Petriella llega a la temporada marplatense con el unipersonal “Como si la vida fuese un momento pacífico y estable…”, todos los miércoles en la sala Tierra. Por esta obra Melina obtuvo nominaciones a los premios ACE.
Si bien el texto la trajo hace dos temporadas a la ciudad, como la vida misma – como Melina- siguió creciendo y modificándose para invitar tanto a aquellos que poseen un avezado pensamiento filosófico como a los que están lejanos a ese mundo, a sumergirse en el universo de Maga, una mujer que nunca creyó poder plantearse la duda que genera el pensamiento filosófico, decide perderse, cual el Hugo de Rayuela de Cortázar, para, a partir de allí, ir en busca de ese objeto de conocimiento.
Dirigida por Claudia Kricun y por Dardo Dozo (dramaturgo del libro “Para qué sirve la filosofía” de Darío Sztajnszrajber), cuenta con escenografía de Marcelo Valiente, la iluminación de Soledad Ianni, la exquisita música de Rony Keselman.