“Ni una menos” es un grito colectivo contra la violencia machista, patriarcal y misógina.
No nació de un día para el otro, es una construcción colectiva, es el resultado del enorme trabajo de los movimientos de mujeres y diversidades y los feminismos en la Argentina.
Se cumplieron 7 años de la primera movilización con esta consigna, y es mucho lo que se ha conseguido. Pero no es suficiente.
El observatorio “Ahora que sí nos ven” indicó 104 femicidios en 2022:
1 femicidio cada 28 horas,
75 intentos de femicidio,
4 Transfemicidios/travesticidios.
El 60% de los femicidios fueron cometidos por las parejas y ex parejas de las víctimas.
Esto nos sigue indicando, que el lugar más inseguro para quien está en situación de violencia continua, sigue siendo su vivienda o la vivienda compartida con el agresor (65% fueron asesinadas en su hogar).
Como periodistas y comunicadores, tenemos una gran responsabilidad a la hora de comunicar.
Estamos en los trabajos, en las casas, en el camino de un lugar a otro, en las redes sociales, y somos capaces de generar una violencia que potencie los maltratos. Pero también somos quienes podemos hacer llegar una mirada distinta, un acompañamiento, y la información necesaria para poder salir de una situación de vulnerabilidad.
Los medios de comunicación también son creadores de subjetividades, podemos aportar a la construcción de una sociedad más justa, o podemos seguir ejerciendo sistemáticamente violencia sobre las víctimas y potenciar las desigualdades.
Donde nos paramos para comunicar, es una decisión política.
La fuerza de la lucha del colectivo feminista se tradujo después de mucho trabajo articulado en dos leyes fundamentales para la sociedad y que emergen de terribles femicidios: la ley Brisa y la ley Micaela.
La Ley Brisa otorga una reparación económica para hijas e hijos de víctimas de femicidios.
Esta ley lleva el nombre de la hija menor de Daiana Barrionuevo, asesinada a golpes por su marido en 2014. La ley nació en 2015 y más del 50% de hijos víctimas de femicidios todavía no acceden a este beneficio.
La Ley Micaela se promulgó en enero de 2019 y tiene como objetivo la capacitación en los tres poderes del Estado en materia de violencia de género. Si bien la ley fue aprobada en el Congreso, costó mucho que las provincias adhieran a la capacitación.
La Justicia tiene una gran deuda con las mujeres y el colectivo LGBTIQ+ en Argentina. De los 104 femicidios cometidos este año, sólo 16 (15%) mujeres habían realizado al menos una denuncia y 7 (6%) tenían una medida de protección judicial, sin embargo las asesinaron.
Ni Una Menos refundó el amor sororo. Fue un semillero de lucha para que niñas y adolescentes griten fuerte contra el patriarcado. Y fue un encuentro de cuerpos violentados y de luto que emprendieron el camino de ida hacia la lucha justa por el fin de la desigualdad.
Como comunicadoras y comunicadores tenemos una gran responsabilidad en nuestro hacer diario. Por un lado desnaturalizar aquello que en el ámbito privado seguía perpetrando violencias sistemáticas, para mostrar que en realidad es una problemática social, que tiene sus bases en las desigualdades de género que existen en la Argentina y en el mundo desde siempre. Y por otro lado, también nos permite no solo discutir, y debatir las políticas públicas necesarias para que se erradiquen las violencias de género, sino también las bases que generan esas violencias en el trabajo, la educación, la salud y la justicia.
Nuestro rol dentro de los medios de comunicación, es necesario y urgente.
No podemos olvidar, que en todo el mundo, las mujeres periodistas y las trabajadoras de los medios de comunicación se enfrentan también a violencias que ponen en peligro su seguridad, por ser mujeres y por poner la voz.
Vivas y Libres nos queremos.
Porque queremos un periodismo libre de violencias.
Porque queremos ocupar roles de visibilidad.
Porque esta nueva historia, necesita ser escrita por nosotras.
Fotos: @ailinhann