Sobrellevar una pandemia no es fácil.
Sobrellevar una pandemia, en el marco de una crisis económica, tratando de seguir adelante con nuestras vidas, labores, responsabilidades y familias es más complejo.
Sobrellevar una pandemia y sumarle a todo lo antedicho una tarea de militancia cultural y política voluntaria como la de promover y ejercer el derecho a la comunicación es todavía mucho más dificultoso. Y probablemente pudiera ser, en términos de prioridades, lo que tuviéramos que desatender primero.
Sin embargo, esta situación excepcional nos ha puesto por delante el enorme desafío de hacer equilibrio con todo esto en simultáneo. Y ha permitido también que quedara expuesto el rol que asumimos fuera de esta coyuntura, antes de estas circunstancias y como modelo del ejercicio de la comunicación por el que optamos. De la verdadera comunicación. Despojada de intereses que no prioricen el acceso a la información a la ciudadanía. Lo más alejado posible de la manipulación de informaciones falsas y sin asidero científico. Cuestionando, rechazando y exponiendo además a quienes operan incentivades por intereses sectoriales mezquinos, y que no deben ser llamados livianamente periodistas.
En Radio Comunitaria De la Azotea reivindicamos la comunicación como un derecho humano popular que no necesita certificaciones. Tan solo el deseo irrenunciable de comunicar lo que pasa. Nos desafiamos a ampliar nuestro horizonte posible cada día y a consolidar el vínculo con les radioparticipantes. La cercanía de esta fecha siempre nos lleva a reflexionar sobre nuestro rol y nuestras responsabilidades. Pero en esta época en particular, la esforzada tarea que estamos sosteniendo con compromiso y con la robustez que nos da lo colectivo, merece ser reconocida y alentada para seguir adelante con la misma fortaleza.
Hay mucha gente que podrá tener muchos títulos de formación o el “reconocimiento social” por estar en un determinado medio pero que carecen de responsabilidad a la hora de redactar, agarrar o enfrentar un micrófono.
Por otro lado, existen muches que sin haber tenido la posibilidad de estudiar académicamente esta profesión -que hoy está bastardeada por los multimedios hegemónicos de comunicación y por unes cuantes operadorxs mediáticos- llevan adelante la tarea de comunicar no solo de manera responsable sino también manteniendo las convicciones intactas y con compromiso con la verdad, la sociedad y de manera colectiva.
¡Feliz día entonces a ellos, ellas y nosotres, comunicadorxs!