Por Lourdes Michique, comunicadora feminista. Integrante de Verdes y Fritas (lunes a viernes 17h)
La Cámara de Diputados y Diputadas de la Nación convirtió en Ley esta madrugada el proyecto para promover la equidad de género en los medios de comunicación desde una perspectiva de diversidad sexual en el Estado Nacional, cualquiera sea la plataforma utilizada.
La transición hacia un nuevo paradigma de la comunicación como derecho requiere someter a debate y reflexión prácticas y discursos muy arraigados en el imaginario social que los medios naturalizan o reproducen.
La desigualdad tiende a reproducirse y a reforzarse cuando no existe una decisión política.
La Ley de Equidad en los medios tendrá naturalmente impacto en las pantallas y en las voces que podrá escuchar la población, pero es ese el cambio del que hablamos cuando decimos que son nuestras voces las que tienen que aportar y construir una comunicación más plural y democrática.
Esta Ley va a equiparar la participación de mujeres y diversidades en los medios de comunicación, donde sólo el 30,35 por ciento de las personas en relación de dependencia son mujeres y LGBTTTIQ+ a pesar de ser las mujeres las egresadas de las carreras de comunicación.
Y es nuestro país, nuevamente pionero, esta vez a nivel mundial, en leyes y reconocimientos a la lucha de la representatividad y los derechos de las feminidades y disidencias.
El rol de les comunicadores tiene relación con aquello que existe y se nombra.
Como dice Sandra Massoni, comunicadora e investigadora de la Universidad Nacional de Rosario: “La comunicación tiene que ser pensada hoy desde el encuentro y la diversidad sociocultural, desde el cambio y la transformación”
La labor de les comunicadores supone también un compromiso político con la sociedad, un aporte a la construcción del bien común, y una búsqueda de visibilización y empoderamiento, para poder hablar con nuestras voces y contarnos en primera persona. Es el resultado de una lucha empoderante.
La lucha del movimiento de mujeres y feministas en la Argentina, junto a los colectivos de la diversidad sexual han sido determinantes para la instalación en la agenda pública y de gobierno.
Otra Ley más que se consigue y acorta la brecha de desigualdad de nuestros espacios.
Ahora nos queda otro camino y es el de garantizar su cumplimiento con:
Capacitaciones, roles, cuidados, sensibilizaciones, difusión de contenidos, protocolos, guías de actuación, prevención de violencia simbólica y mediática.
Por una construcción justa, medios de comunicación democráticos y con equidad de género.
Porque una democracia en la cual no están representadas todas las partes, no es democracia, es tiranía.