Ecuador invadió la embajada de México en Quito para detener al exvicepresidente Jorge Glas, quien había recibido asilo político.
Ecuador invadió la embajada de México en Quito para detener al exvicepresidente Jorge Glas, quien había recibido asilo político, y anunciaron el “inmediato rompimiento” de las relaciones diplomáticas. Las tensiones entre los países que mantenían relaciones desde 1830, fueron en aumento desde el 17 de diciembre, cuando el exmandatario pidió refugio en la sede mexicana.
Tras el hecho, la canciller mexicana Alicia Bárcena comunicó la ruptura de las relaciones con el gobierno de Ecuador y advirtió que denunciará al país en la Corte Internacional de Justicia. Además, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, también utilizó sus redes sociales para referirse a lo ocurrido y calificó el hecho de “violación flagrante al derecho internacional y a la soberanía de México”.
El expresidente de México, Jorge Glas, estuvo preso por corrupción y tiene una orden de prisión en el marco de una indagación por el presunto delito de apropiación o uso ilegal de bienes del Estado.
Por esa razón, la decisión de otorgarle asilo tensó las relaciones bilaterales, algo que aumentó luego de las declaraciones del presidente López Obrador sobre la violencia política en Ecuador. Jorge Glas, exvicepresidente entre 2013 y 2017, está acusado de desviar fondos públicos destinados a la reconstrucción de poblados costeros después de un terremoto en 2016. En diciembre de 2017 fue condenado a seis años de cárcel por la trama de corrupción de la firma brasileña Odebrecht. En 2022 obtuvo su libertad condicional al beneficiarse de un recurso de habeas corpus.
La cancillería de Ecuador sostiene que Glas enfrenta un proceso por corrupción y que otorgarle asilo “apoya una evasión a la justicia del Estado ecuatoriano y promueve la impunidad”.
El economista y Doctor en Relaciones Internacionales, Pablo Kornblum, explicó que la vulneración de una embajada no lo hicieron ni las peores dictaduras del siglo XX. “Es un caso bastante extraño porque además no había riesgo de fuga inminente del ex vicepresidente“, señaló el analista.
Para Kornblum, el hecho tiene una connotación política muy fuerte, pero consideró que el foco de la disputa del gobierno ecuatoriano no es tanto con México sino con el correismo. “Es un eje más para abrir la grieta ir contra el vicepresidente de la gestión anterior, acusarlo de corrupción, e inventar que los narcotraficantes y a todo aquel que sea enemigo del pueblo está con Correa”, precisó. “Lo que está haciendo la centro-derecha o la derecha en la región y en el mundo en general es la confrontación: contraponer blancos sobre negros. Lo vemos en el caso de Milei en Argentina y lo vimos en su momento con Jair Bolsonaro y Donald Trump”, remarcó. El expresidente ecuatoriano Rafael Correa aseguró estar “muerto de vergüenza” luego de que la Policía de su país ingresara por la fuerza a la embajada de México y detuviera al exvicepresidente Jorge Glas a pesar de su condición de asilado político, y advirtió que el hecho constituye un “motivo de guerra” entre ambos países.
El dirigente responsabilizó al gobierno de Daniel Noboa por lo que calificó como una situación “sin precedentes en la historia latinoamericana y mundial”.