Un nuevo 8 de Marzo nos encuentra en las calles. Cada año, rememoramos un suceso trascendental que marcó la historia del trabajo y la lucha sindical en el mundo entero, donde 129 mujeres murieron en un incendio en una fábrica de Estados Unidos, después de que se declararan en huelga con permanencia en su lugar de trabajo. Por lo tanto, los 8 de Marzo no son fechas festivas, sino de profunda reflexión, lucha, y concientización.
Desde la vuelta de la democracia, en diciembre de 1983, Argentina emprendió un camino de revalorización y ampliación de los derechos humanos, que dio lugar a la sanción de más de cuarenta leyes y normas tendientes a abordar las desigualdades de género. Iniciando por la ley para eliminar todas las formas de discriminación contra la mujer en 1985, el derecho a decidir sobre nuestra propia reproducción en 1986; la penalización de actos discriminatorios, que entre otros señala la discriminación “por motivo de sexo” en 1988; la aprobación del convenio sobre la igualdad de oportunidades y de trato entre trabajadores y trabajadoras; la Ley de protección contra la violencia familiar en 1994, que a pesar de sus limitaciones significó cuestionar la naturalización de la violencia contra las mujeres en el ámbito doméstico.
En los 2000, y posterior a la crisis de 2001, se pudo ver una revigorización de las políticas de género impulsada por diferentes sectores y organizaciones sociales y no sólo feministas y de diversidad sexual, donde se sancionaron leyes en torno al rol institucional de las mujeres y las feminidades; al acceso a la salud y a las prácticas o procedimientos asistenciales, algo que se hizo extensivo al derecho a las infancias; al parto respetado; que se consolidó en los últimos años alcanzando el derecho al Aborto Legal seguro y gratuito; la implementación de la E.S.I. en los establecimientos educativos de manera transversal; entre muchas otras… y más aún que nos quedan por conquistar.
En menos de tres meses, este Gobierno cerró el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad; el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) y prohibió el uso del lenguaje inclusivo en la Administración pública, entre otra andanada de ataques cuyo principal objetivo es mujeres y disidencias, o como le gusta decir a la derecha, la “ideología de gènero”.
Como integrantes de un medio comunitario, además, nos preocupa y mucho el avance sobre la comunicación en su conjunto: el dudoso futuro de Radio Nacional, la Televisión Pública, Arsat, la Televisión Digital Argentina, el Enacom y el anuncio del cierre de Télam, la agencia federal de noticias que funciona por ley desde 1945 y que el gobierno pretende borrar de un plumazo.
En este contexto donde los medios de comunicación son empresas aliadas al poder, y los sindicatos que los nuclean están en el ojo de la tormenta, reivindicamos el periodismo libre, político, comprometido y con perspectiva de género.
Documento generado por comunicadoras trabajadoras de Radio De la Azotea.