Cerca de las 16 horas del miércoles una tanqueta tumbó las puertas del Palacio Quemado de Bolivia, luego de que el comandante general del Ejército, Juan José Zúñiga, amenazara con tomar la sede del gobierno.
Zúñiga se bajó de la tanqueta, ingresó al edificio ubicado en el centro de La Paz y estuvo cara a cara con el presidente Luis Arce, mientras un grupo de soldados fuertemente armados rodeaban la plaza Murillo en un hecho que el gobierno no dudó en calificar como un intento de golpe. La tensión duró unas horas hasta que Arce nombró a una nueva cúpula en las Fuerzas Armadas, ordenó a los militares movilizados que vuelvan a sus unidades y Zúñiga fue detenido.
Durante su violenta irrupción en la sede del gobierno boliviano, Zúñiga dijo a los medios que buscaba cambiar piezas en el gabinete y “liberar a todos los presos políticos” incluyendo a la expresidenta interina Jeanine Áñez y el gobernador opositor Luis Fernando Camacho. Desde el martes circulaban rumores sobre una posible destitución de Zúñiga, luego de asegurar en una entrevista que detendría al expresidente Evo Morales si éste insiste en presentarse como candidato a los comicios de 2025.
Recordemos que la ex presidenta interina de Bolivia Jeanine Áñez ( con “supuesto mandato” de 2019-2020) reafirmó su inocencia al cumplirse en Marzo tres años de su detención por los hechos que desencadenaron la crisis política y social de 2019, y exigió al Organismo Judicial boliviano su liberación: “Hace tres años, hace 1095 días, fui secuestrada, arrancada de mi familia y mi lugar en la ciudad de Trinidad, Beni (departamento), hacia la ciudad de La Paz, ilegal centro de detenciones asignado por Evo Morales, para encarcelar a sus adversarios políticos”, expresó Áñez en una carta manuscrita que publicó en sus redes sociales. Luis Fernando Camacho también está preso desde finales de 2022 por el caso “Golpe de Estado I”, que investiga los mismos hechos de la crisis de 2019 que derivaron en la renuncia del entonces presidente Evo Morales, acusado de fraude electoral. El gobierno acusó a Luis Fernando Camacho de ser parte central del «golpe de Estado» de 2019, mientras la oposición denuncia el «secuestro» de la autoridad de la región más rica del país.
Zúñiga cuestionó a Evo Morales y a Carlos Mesa por seguir en la política varios años. Además, dejó en claro que la toma militar de la Plaza Murillo no fue una decisión personal, sino de todos los militares con la finalidad de expresar la molestia por la mala decisión política. Desde el palacio presidencial Arce convocó a los bolivianos a movilizarse “en contra del golpe de Estado” y tomó juramento al nuevo comandante del Ejército, José Sánchez, de la Fuerza Aérea, Gerardo Zabala, y de la Armada, Wilson Guardia. Las tropas al mando del destituido jefe del Ejército se retiraron de la plaza luego de varias horas de movilización y Arce se mostró victorioso. Una vez que Sánchez Velázquez asumió su cargo al frente de la cúpula militar, ordenó que todo el personal movilizado en las calles retorne a sus unidades.
El ex presidente Evo Morales, fundador del partido de gobierno y actualmente enfrentado con Arce, repudió lo que consideró un intento de golpe de Estado y convocó a movilizaciones y cortes ruta en defensa de la democracia, que más tarde, una vez normalizada la situación, dijo que se suspendían. El gobierno argentino a través de la cancillería repudió lo que describió como un intento de quebrantar la democracia en Bolivia.
El ex comandante José Zuñiga fue detenido junto a otros militares que actuaron junto a él. Antes declaró públicamente que el domingo se había reunido con el presidente Luis Arce y que éste le dijo que era necesario preparar algo “para levantar su popularidad”, dando a entender que se trató de un autogolpe.
Finalmente, al caer la noche, Juan José Zúñiga fue detenido. Su detención ocurrió luego de que se conociera que la Fiscalía General del Estado boliviana inició un proceso penal en su contra y el resto de militares que participaron en esta intentona golpista.