En “La Revolución de la Mañana” entrevistamos a Gastón Harispe es diputado del Parlasur y jefe de Bloque del Frente de Todxs.
Venezuela vive en estas horas las réplicas de un proceso electoral que concentró la mirada del mundo. En las calles se debate lo legítimo y lo legal en función de la capacidad de ganar elecciones, gobernar, movilizar y lograr hegemonía. En las horas previas a las elecciones del 28, los dos sectores mayoritarios se mostraban confiados en ganar argumentando cifras muy altas. Sin embargo todo el mundo hablaba del día después de la elección. Las elecciones fueron un proceso callejero muy activo. Todo el mundo estaba en las calles votando o promoviendo que sus adherentes votaran. Apenas cerraron las mesas de votación, el oficialismo se movilizó, rodeó el Palacio de Miraflores y en un clima festivo esperó los resultados. A la media noche el C.N.E. (Consejo Nacional Electoral) dio los
resultados que consagraron a Nicolás Maduro como presidente reelegido. Esa fue la información con la que nos fuimos a dormir esa noche. La mañana siguiente amaneció una Caracas silenciosa, espectante, pasado el mediodía cuando el CNE proclamó presidente a Maduro, comenzaron movilizaciones de la oposición que estuvieron muy cerca de llegar al Palacio de Miraflores. El chavismo movilizó a sus
sectores y después de varias horas logró tomar el control de la zona donde reside el poder real de la gestión del estado. En Venezuela hay enfrentamientos y situaciones de violencia. Las imágenes que circularon por las redes generan pánico y dolor, algunas son reales y otras no tanto.
En las calles de Caracas no solo se define la política interna sino también las tensiones entre diferentes polos de poder de un mundo que ya no es unipolar, sino que tiene diferentes potencias y países emergentes, disputando y debatiendo poder para construir un Nuevo Orden Mundial.
A pesar del bloqueo y las 937 sanciones económicas impulsadas por EEUU que derrumbaron la economía -entre ellas fue expulsada del swift- la economía creció 4% según la CEPAL, mientras otros consideran cerca del 7%. La inflación fue de 1%, cuando la Argentina fue de 4,6% en junio. Por un lado el mecanismo OTAN (Europa – EEUU) sigue autopercibiendose como “comunidad internacional”, generando adhesiones como las de Milei que buscando hacer los deberes, se radicaliza asumiendo una actitud militante de alineamiento arrodillado. Por otro aparecen sectores moderados como Boric o incluso un sector importante del peronismo que elige quedar bien parado en una lectura color vintage de la geopolítica que no tiene que ver con este momento histórico. Muchos dirigentes no sostienen la Tercera Posición y se olvidan del origen del peronismo. Rusia, China, Irán (BRICS) tienen fuertes intereses en Venezuela y en la continuidad del proceso actual. Reconocieron de inmediato el triunfo de Nicolás Maduro, en este nuevo escenario en el cual el Orinoco sigue siendo rico en Petróleo. Caracas rompe relaciones con varios países que se entrometieron en sus asuntos internos, como modo de mostrar fuerza y firmeza en la posición geopolítica, en la conciencia de que en este nuevo escenario mundial, el aislamiento internacional ya no es monopolio de EEUU. No hay que olvidar la política de sanciones económicas que aislaron a Venezuela, que sin embargo, logró el mayor crecimiento económico de latinoamérica los últimos dos años. En las calles de Caracas no solo se enfrentan dos propuestas políticas, o dos sectores con diferentes ideas, se juega allí también un epicentro del conflicto global en el cual, en el que ya no hay hegemonía, sino mas bien un mundo en disputa con varios polos de poder en tensión. En Venezuela se organizó el primer golpe mediático y cibernético de la historia. Se combinó un ataque al sistema electoral con un mensaje rápido y coordinado de los medios de comunicación y actores con influencia en las redes sociales. Un ruido sordo impulsado por EEUU reclamó al gobierno de Venezuela que se muestren las actas: hasta la presidenta peruana, que asumió por un golpe de Estado y mantiene preso al que ganó las elecciones. Por el contrario, nadie le reclamó a ella o a Zelenski, que mantiene un mandato de facto, o a China, que no tiene una democracia representativa, pero es uno de los principales socios comerciales de todos los países del mundo, o a Arabia Saudita, Qatar, Emiratos Arabes o los países petroleros en general, que proveen de petroleo conveniente a los países occidentales. Nadie tampoco se
horrorizó con el escándalo de la denuncia de Trump de fraude electoral, pidiendo que se entreguen las actas. La intervención directa de Elon Musk en la campaña y la guerra comunicacional, sumado a las declaraciones e intervenciones políticas continuas de Black Rock y otros “fondos de inversión” buitres, hace presuponer que sus aliados financieros y empleados políticos en el mundo sean parte de sus maniobras en Venezuela. Que nadie se confunda. En Venezuela no está en juego la democracia liberal representativa, sino los recursos naturales y el alineamiento geopolítico de los países de latinoamérica.
Cuando suenan los clarines de la guerra desde las oligarquías locales, los peronistas sostenemos que la paz en Venezuela y Latinoamerica tienen que ser las prioridades.
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