En «Verdes y Frites» nos dedicamos a conversar de lo que nos pasa también, porque somos personas, y a las personas nos pasan cosas…
Vamos a conocer un concepto del psicoanálisis que es el que analiza según René Kaës las relaciones entre la psiquis, el cuerpo, el grupo y la cultura.
Kaës va a decir que la psiquis tiene dos bordes y sobre estos dos bordes se realiza una idea de apuntalamiento:
1. El borde que remite al cuerpo (o la biología).
2. El otro borde que remite a la cultura, que bien podemos denominar como el histórico-social.
Hay dos miedos organizadores del psiquismo, que de forma genérica son dos miedos estructurales: el miedo a la pérdida de la situación anterior y el miedo a lo que me persigue, justamente por ser nuevo.
Pero cuando hablamos del borde social de la psiquis, nos referimos a una forma más compleja de ver estos miedos, porque estos se desarrollan como:
o Miedo a la desocupación. o Miedo a la miseria. o Miedo a la enfermedad. o Miedo a la muerte.
Una cosa no puede ser pensada sin la otra. Y a nivel de la génesis de las estructuras, no puede pensarse en un desarrollo del histórico social si no mediara, justamente, el juego del imaginario radical, creador del mundo de lo simbólico, de las instituciones. Y recíprocamente, tampoco puede pensarse un psiquismo que no esté constituido, estructurado, desde el polo de la institución social.
Para hacerlo claro:
→ Desde lo social, se construye el psiquismo. → Desde el psiquismo, se despliega lo social.
Digo esto, e inmediatamente lo relaciono con los dichos de Mayra Arenas en una entrevista a Perfil: “Los sectores más pobres ven a Milei parecido a lo en su momento se veía de Perón. Muchos piensan que Milei es la extrema derecha pero los sectores populares no lo ven así. Al contrario se lo ve como alguien que puede salvar”
Entonces… hay una teoría que dice que un sujeto es sujeto de las representaciones sociales.
1. Sujeto del inconsciente:
Es un aporte del psicoanálisis, que plantea al sujeto psíquico como escindido entre la conciencia y el inconsciente y formula también el peso decisivo que tiene en las conductas y el vínculo social la fantasía. Este núcleo del sujeto que es esa íntima relación que hay entre el deseo y la fantasía.
2. Sujeto del trabajo:
El sujeto humano que se define por su relación de transformación de la naturaleza y de producción de un mundo humanizado.
Porque todo proceso de trabajo se realiza necesariamente en movimientos colectivos, es decir, en articulaciones en donde son las relaciones de cooperación entre los hombres las que hacen este movimiento histórico.
Cuando el eje de la solidaridad se quiebra, o se precariza, y por lo tanto la solidaridad intragrupo se resquebraja, los individuos se encuentran en suspenso y se da un proceso de desligazón o desafiliación respecto de las pertenencias colectivas (dice Kaës).
Esto es muy interesante de analizar, no solo al resto, o en este caso “a los pobres” sino a nosotros y a nosotras mismas.
3. Sujeto de la crisis:
Es una definición antropológica, en tanto propone que lo humano es esencialmente crítico.
No hay ninguna relación de continuidad entre lo histórico social y lo natural. Es una segunda evolución. Pero en tanto imaginario, esto está propenso a las crisis. Muchas cosas, rápidamente o por un proceso de acumulación, pueden desacomodar y hacer entrar en crisis este plano. Pero, a la vez, esto también tiene un anclaje biológico, porque para el ser humano el nacimiento es un momento crítico que sólo se supera armando una estructura de apuntalamiento, que por definición, está propensa a las crisis.
Uno de los conceptos más ricos de las crisis es que representa una bifurcación de caminos posibles:
• hacia una nueva estructura, hacia nuevas posibilidades,
• hacia el colapso, el derrumbe.
4. sujeto de las significaciones imaginario-sociales:
Desde esta concepción definimos al imaginario social como determinante de la experiencia y a la cultura creadora de ese imaginario.
Y acá, nos detenemos a pensar al sujeto, como en 3ra persona (no como yo, o como vos) y el alcance de aquel imaginario que determina la experiencia que voy a vivir, o crear a partir del imaginario que construyo. Y el imaginario se construye tomando relación de lo que alguna vez viví, leí, o experimenté.
5. sujeto del sufrimiento:
Sufrimiento, en la vinculación de los sujetos con las instituciones, dicho esto en el sentido más genérico: con la institución de la familia, de los amigos, de la escuela, de la justicia, del trabajo. Con las instituciones, porque la relación del sujeto con las mismas está siempre marcada (como dice Kaës) por:
- Lo demasiado. La familia puede (debe) proteger, amparar, cuidar, etc. Ahora bien, fácilmente la protección familiar puede deslizarse al plano de lo demasiado, lo que asfixia, lo que ahoga, en vez de lo que permite el pasaje hacia la exogamia. Y cualquier otra institución social puede estar marcada por eso de tener normas demasiado rígidas, que no se puede ni pensar en contra de ellas (que hay que “ponerse la camiseta”, etc.).
- Lo demasiado poco. En el sentido que, por definición, el sujeto va a buscar a las instituciones amparo y protección. Y muchas veces sucede, justamente por los avatares del histórico-social, que este amparo y protección, las instituciones no lo brindan.
Kaës dice que los apuntalamientos son la historia en cada persona de sus desamparos, porque del desamparo que implica el nacimiento se sale a través del apuntalamiento en relación con la madre. De la crisis de esa relación se sale a través del apuntalamiento que implica el grupo más amplio, el padre como representante del Edipo, etc. Y de la infancia se sale cuando la crisis que uno tiene en relación a la familia de origen (que implica toda una situación de rebeldía, de denuncia de las falencias de los padres, todo ese tipo de cosas por las que pasamos) se sale a través del apuntalamiento de esas cosas que uno está buscando en espacios sociales más variados, otros grupos de pertenencia o de referencia, etc.
Es importante que tengan en cuenta que el apuntalamiento, además de ser recíproco (madre en el hijo, hijo en la madre) siempre es en red, reticular, múltiple. Los puntos que señala Kaës de esta red son el propio cuerpo, la madre en tanto función materna (que luego va a aparecer en representantes simbólicos: Kaës sostiene que en un plano regresivo el grupo está en la línea de la madre, en la función de amparar y contener), el grupo, la cultura y las obras colectivas de las instituciones.
De modo que cuando un apuntalamiento falla, se refuerza la necesidad de que suplan los otros apuntalamientos de la red a aquel que en ese momento está en carencia.
El desamparo, la angustia social, protección y apoyo. Estos son el campo conceptual del apuntalamiento. El psiquismo es un movimiento de apoyos y desapoyos, de aperturas y cierres, de construcción y destrucción, de crisis y creación. Esto es indudablemente otra de las bases psicoanalíticas de la grupalidad.
Y ahí vuelvo a traer la entrevista a Mayra Arenas, a quien admiro profundamente y con quien siento una gran empatía.
Le preguntan por qué dijo que los sectores más pobres ven similitudes entre Milei y Perón:
Cuando Milei habla de limpiar la casta política, te está diciendo que ahí hay gente que está en contra tuyo y que los va a volar, entonces no vas a tener más a ese estado amargándote la vida, es distinta la promesa, pero se lo ve de igual manera se lo ve como el que va a terminar con tu gran problema. En el caso de Perón era negociar con los empresarios poniendo la Secretaría de Trabajo a disposición para esa disputa y Milei lo que propone es limpiar todos esos ministerios para que se termine ese obstáculo que es el Estado, en su filosofía.
Por ahora, lo que logró Milei puede durar, es correr al Estado y a la política social del centro y demostrar que en este momento la libertad es más atractiva que la justicia social, los derechos, un montón de ítems que el gobierno repite y que para algunos no significan nada, porque no llegó o porque llegó, pero en una forma que no es la deseada, entonces hay mucha frustración.
Creo que hablar de representatividad por clase no va ahora, porque ya no hay clases sociales, hay un aplazamiento de la sociedad argentina porque no podemos decir que una chica de 25 años que vive con sus padres y que trabaja incluso registrada, pero gana 120 o 150.000 pesos, no se puede independizar, no puede alquilar, ni dejar la casa de sus padres. Entonces es más o menos pobre, pero tiene todo para ser de clase media, tiene un capital cultural y un universo de contratos sociales de la clase media. Al mismo tiempo un empleado de una aplicación de delivery puede llegar a sacar entre 400 y 500.000 pesos, pero si es un pibe que no tiene quien le salga de garante para mudarse, no pertenece a esa red de garantías. Entonces, ¿cuál de los dos es el pobre y cuál el de clase media? Me parece que la medición es muy caprichosa y por capital sociocultural, hoy es tramposa porque toda la clase media está con salarios deprimidos y muy por debajo de donde solían estar. Las clases viven una etapa de generalización, no podemos encasillar en ninguna clase social a nadie y creo que Javier Milei es un candidato atrapa todo, por supuesto con más éxitos de las clases medias y del laburante para abajo. Y lo logra porque es donde hay una insatisfacción generalizada, así que funciona sacando de todos los partidos un poquito, incluso de la izquierda y hasta votantes de Cristina, esto es interesantísimo.
¿Qué tiene que ver esto con la salud mental? me dicen ustedes…
Bueno, me encuentro con mucho vecino de asentamiento que votó a milei, y entonces automáticamente uno piensa en… “que desclasado”.
Pero la lectura que una o uno hace del contexto social, económico, político, no es caprichosa. Es en base a la vida, la que tenemos, la que nos toca, la que podemos.
La subestimación de las y los pobres, frente a las elecciones del domingo deberían de no tener carga punitiva. Aunque cueste (porque es Milei). La gente toma decisiones, la gente pobre también. Y esas decisiones son en base al miedo, a los miedos psíquicos, a las realidades (con ausencia o con presencia de los elementos básicos de la vida). Y entonces,
¿Qué hicimos nosotros y nosotras, en la construcción de la gran red mayor social en la que estamos inmersos e inmersas, y sobre la cual tenemos una obligación psíquica, para construir realidades distintas que permitan experiencias de vida lo suficientemente apuntaladas, como para que mi vecino y mi vecina, no voten a quien promete que le va a quitar derechos (que nunca tuvieron) como transformación social general?
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